El cine asiático siempre ha tenido una magia especial, un mensaje místico y lleno de espiritualidad en todas sus historias, sabes que después de ver una película oriental algo bueno, algo importante y profundo te ha enseñado, sea lo que sea te ha aportado una luz.
"Minari" aporta muchas más cosas que eso, porque no sólo de sabiduría sabe vivir el ser humano, esta historia tiene un poder especial, el de ser interesante, encantadora, dulce, triste e incluso graciosa. Nos muestra a una familia tradicional coreana, emprendedora y con muchas ambiciones americanas, quieren montar una granja y vivir en el más absoluto mestizaje cultural.
Según va avanzando la historia te vas dando cuenta que por muchos momentos buenos o malos que pase esa familia, por los inconvenientes que puedan llegar a tener o lo que consiguen en cuanto a beneficios o pérdidas, es una familia con un mensaje muy claro y directo, se ve y se siente y te das cuenta que la lucha y la perseverancia es el mejor regalo y que la unión hace la fuerza pero sobre todo que lo más importante en la vida es mantener lo que ya tienes, cuidarlo y nunca dar nada por hecho.
Es una película preciosa con mucho encanto y delicadeza, dura pero con un mensaje muy valioso.