"Creo que todo el mundo tiene algo que contar... hasta el sol y el viento."

Precioso filme de Naomi Kawase, donde la belleza y la esperanza deslumbran en cada fotograma cartografiando un extracto de la sociedad japonesa tan íntimo como desamparado.
Sentaro dirige una pequeña pastelería especializada en los típicos dorayakis. Un día, una misteriosa pero entrañable anciana se ofrece a ayudarle en su labor, sin presagiar que sus dotes culinarias son tan extraordinarias que sus dulces se harán famosos entre los vecinos. Es esta una historia de almas perdidas que reconectan a través de la comida, ofreciéndose el uno al otro el amparo que sus corazones tanto necesitaban. Los actores derrochan tanta sensibilidad y talento que trascienden la pantalla, yendo más allá de la mera actuación. Tocándonos con las palabras, las sensaciones y las emociones; especialmente el personaje de Tokue que es una maravilla escénica. Enternece, te anima y te hace querer ser mejor persona cuando te despiertes al día siguiente.

'Una pastelería en Tokyo' es una de esas cosas que hacen que la vida merezca la pena. Una experiencia cinematográfica fascinante cargada de poesía dirigida directamente al corazón.