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España España · Donostia-San Sebastián
Voto de Keichi:
6
Ciencia ficción Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros. En un futuro opresivo Guy Montag, un disciplinado bombero encargado de quemar los libros prohibidos por el gobierno, conoce a una revolucionaria maestra que se atreve a leer. Poco a poco Guy comenzará a tener dudas sobre su libertad intelectual, y sobre el precio que esta libertad tendría sobre su seguridad personal. (FILMAFFINITY)
8 de septiembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fahrenheit 451 supuso un claro punto de inflexión en la carrera de François Truffaut. Para empezar, se trata de su primera película en color. También es la primera en la que el director asume el caché de las grandes producciones estadounidenses de la mano de Universal Pictures. Consecuentemente, Truffaut comienza a trabajar en inglés con actores extranjeros -para los papeles protagonistas se barajaron intérpretes de la talla de Paul Newman o Jane Fonda- y deja de lado a su habitual Georges Delerrue en favor del compositor americano Bernard Hermann. Incluso la temática es novedosa para su filmografía, la ciencia-ficción de un relato de Ray Bradbury. Por todo ello, las críticas no se hicieron esperar, considerando algunos detractores que Truffaut había abandonado su espíritu independiente para abrazar los convencionalismos de Holywood, un Truffaut, por así decirlo, menos autor y más cineasta.

Protagonizan la historia el Oskar Werner de Jules y Jim y Julie Christie en un doble papel. Guy Montag es bombero en un futuro en el que su oficio consiste en requisar y destruir todo tipo de publicación escrita. Montag comienza a replantearse la probidad de su trabajo cuando conoce a Clarisse, una maestra que no parece compartir los preceptos sociales que incitan a la quema de la literatura. Así, la distopía de Fahrenheit 451 no es sino otra tesis más del poder del totalitarismo frente al individuo, el retrato de una vida futura artificial y carente de ilusiones. Como no podía ser de otro modo, Truffaut aprovecha la tesitura para hacer referencia a innumerables autores, desde Lewis Carroll hasta Cervantes. Aunque la película ha envejecido mal en lo que a la recreación de su futuro se refiere, su mensaje sigue siendo atemporal: El amor a los libros como expresión más elevada de la cultura y los sueños del hombre.
Keichi
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