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España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
6
Drama Junior es un niño de nueve años que tiene el pelo rizado. Él quiere alisárselo para la foto del anuario de la escuela, pues así lo llevan los cantantes pop que están de moda. Esta circunstancia lo lleva a enfrentarse con su madre. Lo que Junior quiere es ponerse guapo para que su mamá lo quiera, pero ella lo rechaza cada vez más. (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2013
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mientras Chávez está agonizando, en la televisión venezolana emiten ritos de sanación dedicados al caudillo y programas de belleza para adormilar a la población. Una realidad mediática, surrealista y circense que choca con la pobreza que se observa en las calles. En ese mundo de contradicciones, Junior, el protagonista de Pelo malo, observa con la inocencia de la niñez un entorno que es difícil de entender. Su único objetivo es alisarse el pelo para parecerse a un cantante y poder hacerse una foto para el colegio, pero esa anécdota, que en otros niños, en otros contextos y en otros países sería una simple chiquillada, alcanza gracias a la directora Mariana Rondón la entidad de una gran metáfora, de una enorme lucha. El pelo malo del título, en definitiva, es un símbolo de rebeldía en un lugar donde se impone la ley del azote y del silencio. Rondón hubiera podido retratar la Venezuela de los últimos años mediante otros personajes, pero al ceñirse a un ambiente infantil la película gana enteros como festiva exploración de los sueños y a la vez como tristísima explicación de cómo funcionan los mecanismos sociales que imponen el miedo y erradican la diferencia.

Todo lo dicho sirve para calibrar qué tipo de película es Pelo Malo y por qué el jurado presidido por Todd Haynes le otorgó la Concha de oro este año. Estamos ante un film hacia el que es muy fácil sentir cierta simpatía porque todo está contado con delicadeza y elegancia. Con todo, Pelo Malo, más allá de su discurso, no acaba de atinar a la hora de concretar sus ideas en sólidas tramas argumentales. Si bien se entiende el ambiente de represión, no resulta tan armónico que ello se exprese mediante una disputa familiar y una ambigüedad sexual del niño protagonista que en lugar de sumar resta solidez al conjunto. Pelo Malo, recapitulando, acaba teniendo mejores intenciones que resultados, aunque su visionado propone interesantes reflexiones de carácter local y universal. Una película con imperfecciones, y aún así dotada de sinceridad y notable frescura. Este año el Festival de San Sebastián ha premiado al film que más necesitaba el galardón, tanto para su distribución como para la difusión de su noble discurso, no al que más lo merecía. Pero hay que ser justos: Pelo Malo dista de ser una mala película.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
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