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Voto de seagal4ever:
6
5,1
620
Thriller. Terror
Reno Miller (Abel Ferrara) es un artista que, sofocado por los agobios y las exigencias de la vida urbana, ha ido hundiéndose progresivamente en una espiral de locura y, a pesar de su esfuerzo por resistirse, encuentra que ya no tiene otra forma de desahogarse que no sea el recorrer los callejones de Nueva York, armado con un taladro, en busca de carne donde hundirlo. (FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2009
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debut en la dirección de largometrajes de Abel Ferrara (si exceptuamos su película porno "9 Lives of a Wet Pussy"). Rodada en dos tandas (la primera en 1978 y la segunda en 1979), el filme apenas costó 20.000 dólares, una ínfima cantidad que sin embargo no fue impedimento para producir esta interesante y sórdida propuesta. La limitación presupuestaria es evidente allí donde uno pone la mirada: desde la pésima fotografía (que aun con todo logra tener un acertado aire opresivo), hasta los mediocres decorados, pasando por el inconexo guión o el confuso montaje.
La historia se centra en la figura de Reno Miller (interpretado por el propio Abel Ferrara), un pintor fracasado que comparte piso con dos chicas y que está al borde del desahucio por no poder hacer frente a las facturas. Su complicada situación se volverá aún más precaria cuando un grupo de música post-punk se traslade a los bajos del edificio. Desde ese momento, Reno comenzará a tener problemas para conciliar el sueño mientras, lentamente, va surgiendo en él una misteriosa, pero a la vez poderosa, vena psicópata cuando tiene entre sus manos la taladradora que da título al filme.
La historia se centra en la figura de Reno Miller (interpretado por el propio Abel Ferrara), un pintor fracasado que comparte piso con dos chicas y que está al borde del desahucio por no poder hacer frente a las facturas. Su complicada situación se volverá aún más precaria cuando un grupo de música post-punk se traslade a los bajos del edificio. Desde ese momento, Reno comenzará a tener problemas para conciliar el sueño mientras, lentamente, va surgiendo en él una misteriosa, pero a la vez poderosa, vena psicópata cuando tiene entre sus manos la taladradora que da título al filme.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Un argumento totalmente bizarro, pero por qué no decirlo, curioso y llamativo. El desarrollo de la historia presenta importantes baches narrativos, sobre todo en la primera mitad de metraje. Las situaciones se suceden con demasiada lentitud. Esta primera parte es empleada por parte de Ferrara y su guionista Nicholas St. John (quién también ejerció como tal en la anteriormente citada película porno) para radiografiar la mediocre vida de Reno y cómo poco a poco va cayendo en la locura. La importancia de la que llega a gozar la banda de rock me sorprendió bastante, pues si bien es cierto que introduce un aire interesante al devenir del filme con sus pintorescos personajes (Tony Coca-Cola es un tío grande) y su más que reivindicable música (a la estela de grandes bandas de post-punk y noise rock de la época como Joy Division o Sonic Youth), a la hora de la verdad poco o nada aportan al devenir de la trama.
Sin embargo, la segunda mitad del filme sí responde por fin a las expectativas: un auténtico y depravado espectáculo tan desagradable como cómico, con toques gore y música machacona, que hará las delicias de más de uno. El primer ataque de Reno como asesino del taladro me pareció arrebatador, sobre todo por lo abrupto que es y por el enorme número de desafortunados a los que se carga, sobre todo mendigos y perturbados. Recuerdo con especial predilección la escena de la parada del autobús, donde un loco (magistralmente interpretado, por cierto) está dando la murga a la gente que pacíficamente está esperando la llegada del búho y, en un momento dado, llega Reno con su taladro y le atraviesa la espalda a través de la mampara de la parada. Realmente es un momento memorable.
El problema es que, al margen de las indiscriminadas matanzas, el resto del filme es bastante regular y, salvo lo mencionado y la recreación de la opresiva atmósfera que rodea a Reno, todo lo demás queda un poco como en tierra de nadie, con especial mención a ese abrupto y desconcertante final, que funciona un poco como anticlímax por lo precipitado e inesperado que resulta.
En cualquier caso, interesante debut de Ferrara: altamente bizarro y casposo, pero igualmente entretenido y pintoresco, tanto por el ir y venir de múltiples personajes a cada cual más pirado y freak, como por la arriesgada y llamativa trama. No pasará a la historia, pero no deja de ser un divertido y original experimento, con el añadido de que tan solo costó 20.000 dólares.
Sin embargo, la segunda mitad del filme sí responde por fin a las expectativas: un auténtico y depravado espectáculo tan desagradable como cómico, con toques gore y música machacona, que hará las delicias de más de uno. El primer ataque de Reno como asesino del taladro me pareció arrebatador, sobre todo por lo abrupto que es y por el enorme número de desafortunados a los que se carga, sobre todo mendigos y perturbados. Recuerdo con especial predilección la escena de la parada del autobús, donde un loco (magistralmente interpretado, por cierto) está dando la murga a la gente que pacíficamente está esperando la llegada del búho y, en un momento dado, llega Reno con su taladro y le atraviesa la espalda a través de la mampara de la parada. Realmente es un momento memorable.
El problema es que, al margen de las indiscriminadas matanzas, el resto del filme es bastante regular y, salvo lo mencionado y la recreación de la opresiva atmósfera que rodea a Reno, todo lo demás queda un poco como en tierra de nadie, con especial mención a ese abrupto y desconcertante final, que funciona un poco como anticlímax por lo precipitado e inesperado que resulta.
En cualquier caso, interesante debut de Ferrara: altamente bizarro y casposo, pero igualmente entretenido y pintoresco, tanto por el ir y venir de múltiples personajes a cada cual más pirado y freak, como por la arriesgada y llamativa trama. No pasará a la historia, pero no deja de ser un divertido y original experimento, con el añadido de que tan solo costó 20.000 dólares.