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Voto de John Dunbar:
6
Thriller. Acción. Comedia Cuando el cuartel general de la agencia secreta es destruido, se descubre una organización de espionaje aliada en EE.UU. llamada Statesman, cuyo origen se remonta a la fecha en que ambas fueron fundadas. En una nueva aventura que pone a prueba la fuerza y el ingenio de sus agentes, ambas organizaciones secretas de élite aúnan sus esfuerzos para intentar derrotar a su enemigo común y salvar al mundo... algo que está convirtiéndose en una ... [+]
7 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si eres capaz de entender que vive por y para la exageración, podrás saborear con mayor gusto cada una de sus descabelladas propuestas. Con respecto a su predecesora, extiende la dificultad de los retos pero disminuye ostensiblemente en su capacidad de convicción. Algo que resulta hasta cierto punto salvable, aunque un pelín decepcionante después del brillante nivel que se nos había ofrecido y a la espera de que esa genialidad sin cortapisas no se vea escatimada para su perjuicio en su preparación futura. También amplía la familia: ahí están las aportaciones de Jeff Bridges, Halle Berry o Channing Tatum. Con esto no solo se asegura un anzuelo sobre el que seguir picando de haber nuevas secuelas con un mismo hilo, también aportan los nuevos personajes un contraste divertido de modos, modales y características propias que chocan con sus 'parientes' británicos.
Por otro lado, no se queda corta tampoco en sorpresas: son cuantiosas y algunas de ellas jugosas. Quizá en el fondo la mejor de todas ellas, por singular, sea la aportación de un, a ratos asustadizo, a ratos envalentonado, Elton John. Y luego esta una mala malísima como Julianne Moore; la veterana actriz le da un toque femenino con el que ponerle rostro al enemigo, con sofisticación y elegancia, mucha perversidad y ninguna indulgencia, para un papel tal vez algo desaprovechado por el ánimo intrínseco en todo lo que rodea a 'Kingsman', tendente hacia la imitación satírica más que a la búsqueda de la realidad.
Tiene momentos para la autoparodia que un seguidor sabrá apreciar y reconocer de inmediato, y también para la discusión moral con un par de temas de calado (legalización de drogas y supremacía ética) por los que pasa sin profundizar. Ante todo, mucho espectáculo, más desproporción, más roles distintos y menos que ofrecer en el fondo. Una pena parcial disfrutada casi más por lo que apuntó primero que por ella misma, cosa que se puede ver seriamente dañada en la confirmada tercera parte si no consigue recuperar su capacidad de inventiva argumental por encima de la que crea los gadgets.
John Dunbar
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