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Voto de John Dunbar:
9
Ciencia ficción. Comedia. Fantástico. Aventuras. Western Marty McFly sigue en 1955 y su amigo Doc ha retrocedido al año 1885, la época del salvaje oeste. Éste le envía una carta donde comenta que la máquina del tiempo está averiada, y que es imposible repararla. Sin embargo no le preocupa estar atrapado en el pasado, pues allí es muy feliz trabajando de herrero aunque convive con malhechores. Pero Marty descubre una vieja tumba en la que lee que Doc murió en 1885 y, sin pensárselo dos veces, ... [+]
15 de junio de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cerrando la trilogía para lograr la cuadratura del círculo de nuevo, desembarcaron esta vez Marty y Doc, Doc y Marty, con su DeLorean en medio del oeste americano. Hilvanan con solo algo menos de puntería que sus predecesoras, una historia que se enreda y desenreda con la misma engañosa facilidad con que se abre y cierra un acordeón. La situación vuelve a exponerse con ritmo irrefrenable a la combinación espacio-tiempo, presentando la maravillosa excentricidad en un falso presente, 1955. Ni el corazón ni la física se detienen, por eso encuentra una salida de apariencia ilógica a la nueva aventura con la misma rapidez que sus dos antecesoras.

El salto temporal para la enmienda de los nuevos errores nos devuelve a Marty setenta años más atrás (1885), tiempos aún de pistoleros y ladrones de ganado, momento para que nuestro menudo protagonista deshaga los entuertos en el mismo Hill Valley que casi cien años después le vería nacer, sin polvo en las calles y con vehículos a motor. Sin lugar a dudas, como si de vidas ligadas hasta el fin de los tiempos se tratara, tendrá tiempo de cruzarse con su viejo enemigo atemporal, Biff, el mismo bravucón de siempre caracterizado del único modo expresable, es decir, como un forajido. Pieza crucial como en anteriores ocasiones para que signifique entuertos igual a contratiempos de aspecto irresoluble. La imaginación actúa como una bombilla que permanentemente emite luz para el dúo Gale-Zemeckis y a estas alturas ya nos han hecho saber que probable es la utopía y exitoso el dilema. Solo existe una oportunidad para lograr los objetivos, por eso, a grandes males, grandes remedios, y ni el tiempo ni las afrentas serán obstáculo para salvar causas nobles, hallar nuevos caminos a la felicidad y rehacer lo desecho.

La vuelta a su tiempo representará la definitiva, sin que el impedimento de despegarse de sus condiciones indisolubles, lo abrupto y la sorpresa, no restaure el equilibrio ni amenace la paz que parecía no encontrar. Descanso más que merecido.

Postdata: sobre ese tal Eastwood, Clint Eastwood: Marty no podía haber escogido mejor falsa identidad en ese homenaje implícito realizado al cine de Leone.
John Dunbar
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