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Voto de John Dunbar:
10
Comedia Johnny Gray (Buster Keaton) es maquinista en un estado del Sur y tiene dos grandes amores: una chica (Anabelle Lee) y una locomotora (La General). En 1861, al estallar la Guerra de Secesión, Johnny intenta alistarse, pero el ejército considera que será más útil trabajando en la retaguardia. Sin embargo, Anabelle cree que es un cobarde y lo rechaza. El maquinista sólo podrá demostrar su auténtico valor cuando un comando nordista ... [+]
29 de diciembre de 2015
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Buster Keaton y la que probablemente sea la obra más importante de su carrera. Una pieza de coleccionista. Un ejemplo genial de lo que fue el cine mudo de los grandes cómicos de la época. Técnicamente impecable, guardando en todo momento la sincronía de cada escena, de cada plano, para hacerlos lo más hilarantes posibles cara al espectador.

Keaton nos cuenta la historia arquetípica del individuo enamorado que trata de ganarse la admiración -el cariño ya lo tiene- de su amada, haciendo algo que no ofrezca dudas de su valentía y de su arrojo. Y para ello, con la guerra ya encima y para no ser menos que los demás, trata de alistarse en el ejército. Pero como no habría historia sin la consecuente decepción previa, su rechazo origina la oportunidad que andaba buscando. El secuestro por parte del enemigo de sus adoradas "General" -su locomotora- y Anabelle -su chica- le dará la ocasión de demostrarle a ésta última que no es un cobarde, sino todo un valiente que es capaz de arriesgar su vida tras las líneas enemigas para rescatarla.
Además, la jugada le saldrá redonda al conseguir destruir las pretensiones del bando contrario. Todo esto, naturalmente, le hará regresar con todos los honores, cómo el héroe por la causa y al que nunca debieron rechazar.

Lo divertido de toda la historia esta en su propio desarrollo. Al margen, como antes aludía, de lo prodigiosa que es en toda su puesta en escena (que también), los conflictos en que se mete en su travesía por ferrocarril para conseguir sus propósitos finalizan tan bien, que es poco menos que encumbrado a los altares por los suyos para su propio regocijo final. Lo cierto es que, para nosotros, el espectador, que conocemos la auténtica verdad, sabemos que efectivamente es un tipo con valentía y mucha nobleza pero sobre todo con muchísima suerte. La misma que le ha dado la gloria sin haberla buscado.
John Dunbar
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