Nos llega esta película de Martín Hodara como una muestra más del excelente cine que se realiza en Argentina. El espectador sabe que algo grave, envuelto en silencios, culpas y enfermedad mental, ha pasado. La propuesta de reflexiones en interesante: la paternidad cruel, castradora del hijo, la rivalidad entre hermanos, el incesto, las misteriosas lealtades y vínculos familiares, nos mantienen interesados. Todo este universo de posibilidades de indagación queda en suspenso, ahogado por otra pasión mayor: el mantenimiento del estatus social que propicia el dinero. Pasamos de Freud a Marx borrando un nombre escrito en un papel de estraza. Bien narrada e interpretada deja un cierto sabor a decepción.