Ben Stiller protagoniza de nuevo una comedia apta para toda la familia compartiendo pantalla, otra vez, con Owen Wilson, su sempiterno compañero cinematográfico. La película nos propone una vez más fantasía aliñada con los tópicos habituales de este tipo de producciones. Padre que no quiere desilusionar a su hijo, no lo consigue hasta que, por supuesto, gracias a su gran coraje y perseverancia acabará recuperando la confianza de su querido retoño.

Los efectos especiales que dan vida a los diferentes seres que habitan el museo son de una calidad más que aceptable y son finalmente los verdaderos protagonistas junto al humor de Stiller, del que hay que reconocer su gran talento cómico. Los mejores momentos los protagonizan animales, esqueletos, ex presidentes americanos, Atilas e indios que cobran vida mientras Ben Stiller va de aquí para allá metiéndose trompazos.

Es una película con temas mil veces vistos y que ya están trillados hasta la saciedad pero al menos como cine de evasión cumple mínimamente los requisitos para mantener a los niños callados durante una hora y media. Si a esto le sumamos alguna que otra frase ingeniosa y el desparpajo de Stiller nos encontramos con una película que si bien no aporta nada nuevo nos mantiene entretenidos durante la proyección.


Lo mejor: La alocada fauna que habita el museo

Lo peor: No aporta nada nuevo y hay muchas películas similares muy superiores