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Voto de Cinemaníaco:
9
Aventuras. Drama Finales del Siglo XV. Cristóbal Colón, un navegante genovés, sueña con encontrar una ruta marítima nueva que permita llegar directamente a los mercados de Asia, a fin de prescindir de los intermediarios que encarecían las mercancías. Había presentado su proyecto al rey de Portugal, pero los expertos lo rechazaron porque lo juzgaron factible pero ruinoso. También en Castilla fue rechazado al principio. A pesar de todo, finalmente ... [+]
21 de julio de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy podemos decir que “1492” ha quedado en el olvido, tanto del público como de la crítica. Fracasada en la taquilla y relegada de la parrilla televisiva, son muy pocos los que recuerdan está singular película de “Ridley Scott” a pesar que para muchos, entre los que me incluyo, supone uno de sus cúlmenes como creador cinematográfico.

Esta superproducción europea de cerca de 40 millones de dólares consiguió reunir bajo su manto a un gran número de profesionales con el enorme reto de representar dos mundos: una España en tránsitos de cambio y un continente recién descubierto. Entre medio de estas dos realidades un hombre que a pesar de descubrir un mundo, aún mantiene muchos misterios sobre su vida.

El film se encuentra divido en dos partes perfectamente diferenciadas. El proyecto, viaje, descubrimiento de América y lo que es más sorprendente, una inesperada segunda parte sobre la colonización del continente.

La puesta en escena de Ridley Scott es deslumbrante. Creador de atmósferas nato, no hay que olvidar que estudio arte en su juventud, intenta sorprendernos detrás de la cámara con cada nueva toma en busca del ángulo más sugerente.

Secuencias como la despedida del puerto, el mismo descubrimiento con la “cuenta atrás”, las secuencias bélicas o la estupenda recreación de los primeros pasos de occidente en el nuevo mundo, a través de la llegada de la campana mayor quedan grabadas en la retina durante varios días.

Como viene siendo habitual en la trayectoria de este realizador británico, el apartado técnico es exprimido al máximo bajo sus tenaces manos. La música de Vangelis, que ya trabajó junto a Ridley en “Blade Runner”, de sonidos étnicos y sintetizados consigue mantener un tono de sosiego en el film. El vestuario y los decorados, cuidados hasta el más mínimo detalle, no hacen sino enmarcar a la estrella del film: la fotografía de Adrián Bidley, porque eso no es fotografía señores, eso es pintura en estado puro.

El tándem Scott-Bidley se toma la molestia de hacer de cada fotograma un auténtico cuadro para delicia de nuestros sentidos en tonos dorados y anaranjados de un hiperrealismo difícil de soportar a veces.

“Tal vez la esperanza reside en el viaje. Al principio todo es posible, todo expectativa, todo sueño… Marchena tenía razón Bartolomé. El paraíso y también el infierno pueden ser terrenales y los llevamos con nosotros adonde quiera que vamos”

Todo esto no habría sido nulo sino contáramos con un trabajo actoral más que destacable. Gerard Depardie parece que ha nacido para interpretar el papel, de hecho una de las condiciones del director era que Colón fuera interpretado por el francés. Sigourney Weaver como la Isabel está en su justo punto pero Michael Wincott como el noble castellano Adrián de Mújica es el que llega a sobrepasarlos en algunos momentos.

Incluso tenemos a Fernando Rey como abate Marchena formando parte de una galería de personajes secundarios perfectamente caracterizados.

A nivel histórico podemos dividirlo en dos partes:

En la primera se nos narran los preparativos y desarrollo del viaje. Visitamos el monasterio de la Rábida con sus monjes copistas, pasan ante nuestros ojos la Reina Isabel, en sus palacios granadinos, Santangel y su amor al dinero, los Pinzón, asistimos a un auto de fe y a las tremendas luchas por conseguir el tan ansiado viaje con los “sabios” castellanos en un orden más o menos cronológico. Y ese amor por el oro y la gloria que todos quieren alcanzar y que motiva en el fondo el viaje del descubrimiento.

La segunda parte es una idealización de la colonización americana. Pasamos desde trato vejatorio a los indios y los primeros conflictos entre españoles e indígenas, la construcción de la Isabela o la relación entre los hermanos Colón.

Destaca el personaje de Mújica, reflejo de la vieja Europa, que actúa como contrapunto a un Colón quizás demasiado humanizado que no quiere volver a ver un mundo como el que ha dejado. Los indígenas se representan en una única figura, la del “buen salvaje” que Colón conoció en su primer viaje y que acabará renunciando a su amistad. Por cierto, la secuencia del encuentro de los nativos con el caballo de Mújica es sorprendente en si misma.

Entonces… ¿Por qué este injusto olvido? ¿Por qué este fracaso en taquilla?

El film es lento, pero es algo innato en la historia que cuenta. También podemos achacarle un exceso de metraje hacia el final, la secuencia de la tormenta sobra a todas luces, y la relación entre Colón y Beatriz no tendría que haber pasado de la sala de montaje. Que sea una superproducción europea tampoco ayudó mucho…

Aunque también hay que tener en cuenta que se trata de una historia más que familiar para nosotros, la hemos visto miles de veces. Ya es mucho que mantenga nuestro interés durante dos horas y media porque es en el segundo o el tercer visionado cuando más se disfruta más de ella.
Cinemaníaco
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