Allá por los años 30, 40 y 50 se crearon grandes clásicos del cine de aventuras ambientado en épocas antiguas donde aún espadachines ocultos tras una máscara proclamaban el bien y defendían a los campesinos de un tirano villano. La que nos ocupa es otra más de la lista de aquellas que triunfaron allá por aquel tiempo en el que el concepto de diversión el cine era diferente. El filme, pasados 56 años sigue resultando muy entretenido, con muchas escenas para el recuerdo y unas fantásticas escenas de acción y unos duelos a espada que hoy en día llegan a sobrepasar el nivel de lo que hoy se muestra. Hay una gran cantidad de humor en la película, con algunos momentos bastante divertidos (esos piques entre Andrés y su amada es de lo mejor que recuerdo en cuanto a escenas románticas de todo el cine) y un romance que para nada aburre ni resulta pasteloso como hoy en día puede llegar a suceder, además de una intriga bien tejida en la que todo encaja y hay algunos giros de guión bastante inesperados y algo de suspense.

En lo referente a las actuaciones, Stewart Granger aporta un inmenso derroche de carisma a su justiciero personaje, aportándole grandes valores y mucho humor. Eleanor Parker le secunda estupendamente, con una gran química entre ambos. Destacar también a los secundarios Mel Ferrer y Janet Leigh.

En resumen, una notable película de aventuras, con todos los ingredientes del cine de capa y espada, con mucha acción, romance, humor y suspense que a pesar de todos los años que han pasado sigue resultando una excelente diversión y una película ya mítica y clave del género.

·LO MEJOR: el carisma de las interpretaciones. Los duelos a espada. Los primeros 40 minutos.

·LO PEOR: baja un poco el nivel transcurridos los maravillosos 40 minutos.