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España España · Sevilla
Voto de Dirover:
8
Terror Cinco adolescentes visitan la tumba, supuestamente profanada, del abuelo de uno de ellos. Cuando llegan al lugar, donde hay un siniestro matadero, toman una deliciosa carne en una gasolinera. A partir de ese momento, los jóvenes vivirán la peor pesadilla de toda su vida. (FILMAFFINITY)
28 de diciembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La década de los 60 comenzó a comportar una serie de cambios a nivel social y cultural al cuál el cine no quedó ajeno, y el resultado se vio en la modernización y remodelación que se comprobó a lo largo de la década de los 70. Uno de los que más la sufrió en sus huesos fue el género de terror, comenzando la etapa conocida como la del "gótico americano" cuyo tagline principal era que cada hijo de vecino podría tratarse de un psicópata, siguiendo la estela de Ed Gein y otros muchos, y ambientadas en zonas rurales o inquietantes en su gran mayoría. Nació el slasher y aún a día de hoy decenas de jóvenes son desmembrados para deleite de la platea imberbe que lo aplaude (aunque a la gran mayoría con el paso de los años este tipo de propuestas nos acercan más a la somnolencia que a la exaltación propia de los años en los que estas películas eran toda una biblia).

'La matanza de Texas' supuso, y aún a día de hoy supone, un más allá en el cine de terror. Un concepto y una idea copiado y reformulado hasta la saciedad, pero realmente jamás igualado. Seguramente hace 40 años estos pioneros Hooper y Henkel aún estaban lejos de adivinar que su barata y efectista película sería capaz de sentar todos los cánones sobre los que se asientan la mayoría de producciones del género. Es por ello y por el increíble e indescriptible efecto que a día de hoy, varias décadas después y tras ver mil y un productos calcados, sigue siendo tan devastadora e implacable como debió de ser en su momento, y sin necesidad de mostrar ni una cuarta parte del gore ni la truculencia de la que hace gala el cine de terror actual.


Sangre, sudor, moscas, vísceras y el ruido de una motosierra de fondo. Con estos elementos y unos escenarios sucios y asqueados con la inestimable contribución de la decolorida y maltratada fotografía con la que se rodó se crea una ambientación inigualable en la que se nota el clima malsano de la función, mil veces imitada pero jamás igualada, que te hace sumergirte en primera persona en estos parajes sureños que acabarán teñidos de sangre y esquizofrenia. El paso de los años finalmente ha jugado a su favor, aumentando aún su poder evasivo e hipnótico.

Hooper escapó como pudo de la censura puritana del momento, y nos regala secuencias que se graban por completo en la retina de cualquier respetable, desde el famoso martillazo, hasta la diabólica cena familiar y la carrera de Sally a todo trapo, conformando escenas dementes que nos trasladan a un universo del que jamás querríamos formar parte ni en nuestras pesadillas, conformando 75 minutos de puro vértigo y horror que conforman una experiencia única.

Una obra magna, capital, indispensable para comprender el cine del momento y parte del que tenemos ahora. Una obra maestra de la que ni director (Hooper jamás conseguiría algo similar a lo largo de toda su carrera, pues todos sabemos que 'Poltergeist' en realidad la dirigía el amigo Steven), ni actores (de donde siempre recordaremos los estridentes gritos de Marilyn Burns y la mítica figura icónica que nos ha dejado Gunnar Hansen como Leatherface), y afortunadamente ni siquiera los propios espectadores, que incautos, creen que lo van a contemplar es una simple película.

Pasen, y "disfrútenla".

·LO MEJOR: El trepidante y horripilante tramo final.

·LO PEOR: Toda la basura imitadora que la ha precedido.
Dirover
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