Un clásico de la programación televisiva de la Semana Santa, fiesta oscurantista, que no se puede entender sin la abstinencia, el recogimiento y la visión de clásicos como "Rey de Reyes" (Nicholas Ray, 1961), "La historia más grande jamás contada" (George Stevens, 1965) o la obra que nos ocupa.

"Los diez mandamientos" es una obra hecha a lo grande, sin reparar en gastos en cuanto a extras, decorados, efectos especiales o figuras punteras del star-system hollywoodiense. Y es que una epopeya como la del pueblo hebreo narrada en el libro del Éxodo no merece menos. Independientemente de la postura manifiestamente pro-cristiana de la obra, hay que valorar su interés histórico. máxime cuando existen cada vez mayores evidencias de que Moisés existió realmente, y que su vida no difirió mucho de lo que se narra en la Biblia. Combatió efectivamente a los etíopes de la frontera sur egipcia; mató a un egipcio lo cual le hizo tener que abandonar egipto; y el pueblo hebreo pasó en efecto, mucho tiempo en el desierto (no parece que fueran 40 años pero sí mucho tiempo) antes de poder entrar en Canaán.

En fin, una obra que vale la pena revisionar de vez en cuando, y que a pesar de lo que ha llovido desde 1956 sigue estando un pasito por delante de otras adaptaciones como la reciente "Exodus" de Ridley Scott (2014).

Amen.