Corto documental del gusto costumbrista de aquellos años en los que el cine estaba en pañales.

Una niña le da de comer a un voraz minino. Por poco se le come la mano. El animal sale del plano. Unos segundos después alguien lo vuelve a lanzar sobre la tabla de delante de la niña. Esta vez el felino se vale de las garras para sujetar la mano de nuestra sufrida niña, que grita de dolor. La secuencia se corta antes de que la cosa pase a mayores.

Lo que hay que soportar para ser actriz...