¡Olvídate de mí! (Michel Gondry, 2004)

Michel Gondry es un director del que he oído hablar sin sin haber tenido mucho interés en su cine. Se le suele asociar con directores como Spike Jonze y David Fincher, como representaciones de un cine puramente esteta. Todos estos directores tienen un origen en anuncios comerciales y vídeos musicales. Su característica más destacada es su innovador estilo visual y su puesta en escena. 

Eternal Sunshine of the Spotless Mind o Olvídate de mí, pobremente traducido en castello, tiene todo este poder estético que se une con un guión más que sólido de Charlie Kaufman. La estética de la película se consigue por el uso de la perspectiva de los escenarios y el tratamiento de fotográfico de la imagen. Los escenarios se montan muy cuidadosamente y se enmarcan creando planos preciosos y muy veloces, dando un ritmo candente. Pictoricamente también juega con la iluminación, el difuminado de imagen y el uso de color para reforzar la historia. Los colores calurosos y fríos se usan para expresar sentimientos de forma rápida en el personaje de Kate Winslet que varia mucho en los distintos saltos temporales de la película, por ejemplo.

La historia, por su lado es intimista, y bastante más comedida que la puesta en escena. Al principio parece que va a contar algo naiz y sin importancia pero se le empiezan a meter capas y capas en la relación que la hacen profunda y real. El punto de ciencia ficción no es más que una excusa para que este análisis se de de forma más concisa. Me parece un uso sobresaliente de como usar elementos de ciencia ficción, no solo como algo sorprendente o novedoso, si no como algo que lleve a los personajes a plantearse cosas. Un ejemplo de una película que hace esto es Her de Spike Jonze, que cierra el círculo de lo que estamos contanto.