Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Lafuente Estefanía:
7
Western Implacablemente perseguido por la familia Rogers tras una disputa sobre ganado, Ben Caine es llevado a su rancho. A pesar de las súplicas desesperadas de su esposa María, los Rogers cuelgan a Ben, obligándola a ver el crimen. María, consumida por la venganza, solicita la ayuda de Manuel, un pistolero errante preocupado por su pasado. (FILMAFFINITY)
14 de agosto de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Subtitulada "Cementerio sin cruces", se trata de un original western franco-italiano donde se fuma mucho y se habla poco. Las palabras están contadas. Siguiendo la estela de Leone, bastan muchas veces los gestos y las miradas para sustituir los diálogos. Buena interpretación en general, rostros muy expresivos y gestos contenidos. Se ahorra todo menos el tabaco del que todos hacen uso continuamente. Banda sonora estilo Morricone rica en guitarra y en sones andaluces, tal vez homenaje a la Almería polvorienta donde está rodada.
El arranque es como un disparo a quemarropa: el ahorcamiento de Ben Caine ante su esposa y en su propio rancho a manos de los consabidos caciques de la zona, los Rogers. La película va de venganzas, y para ello la viuda, María (Mercier), contrata a un pistolero y antiguo amante, Manuel (Hossein): "la venganza es una planta que da frutos amargos".
La respuesta estará a la altura del crimen: el rapto de la bella hija de los Rogers, que será escondida en un pueblo abandonado y violada por los cobardes hermanos de Ben. La recompensa que exige María, guapa en su luto riguroso, es de lo más simple. Nada de dinero, solo quiere que se entierre a su marido en el cementerio de la ciudad con toda dignidad y la presencia en el duelo de todos los Rogers. Así se hace en un camposanto que, en efecto, apenas tiene cruces. Todo son lápidas.
Varias escenas a destacar: la inscripción en el hotel (un dolar al día por la habitación, más medio por la toalla y el jabón y pago por adelantado), el rodar de la ruleta del salón del pueblo desierto, la caja de música o los viejos retratos. También la escena de la comida en el rancho de los Rogers, broma incluida al novato con el bote de la mostaza que, según cuentan, rodó el propio Leone al que se homenajea en los créditos finales; el baño de pies al viejo Rogers con agua de limón, tal vez por los callos aprovechando su riqueza en ácido cítrico.
Cinta de venganzas que, como se apuntaba, tiene un cierto regusto amargo. Vista en una nueva ocasión, le hemos encontrado nuevos matices que la hacen más interesante por lo que modificamos nuestra calificación.
Lafuente Estefanía
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow