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Voto de Lafuente Estefanía:
7
Western Durante la guerra que afecta al suroeste del país, un capitán muere en una emboscada, por lo que un sargento toma el mando de la caballería. Para salvar la vida de sus tropas se dirige hacia el fuerte más cercano, pero tiene que cruzar territorio apache. Los soldados no están de acuerdo con el plan, porque sospechan que quiere seguir ese camino para vengarse de los Apaches, que asesinaron a su esposa y a sus hijos. (FILMAFFINITY)
9 de marzo de 2024
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Masacrados por los apaches, una compañía de Caballería queda al mando del sargento Vinson (McCrea) con unos pocos soldados supervivientes. Aislados en medio del territorio indio, tratarán de llegar al fuerte más próximo.
Desde la primera escena comprendemos que no lo van a tener fácil. Los soldados no se resignan a obedecer las órdenes del sargento, bastante lógicas, y las discuten continuamente o las obedecen a regañadientes.
Extraña desobediencia en el western de Caballería.
Pero es que entre los soldados empezamos a ver personalidades muy interesantes. Como Travis (Russell), un hombre con estudios clásicos que no opina nunca cuando le piden consejo, "No oigo, no veo, no hablo", aunque tendrá que tomar decisiones cuando llegue el momento. O el cobarde Pendleton (Neise) que se esconde en los momentos de mayor peligro, lo contrario de aquel otro soldado que siempre anuncia el abandono del uniforme pero que luego lucha con valentía.
Una curiosa galería de personajes que culmina con el propio Vinson, un viejo soldado que dirige con acierto a la patrulla pero en el que, poco a poco, advertimos el profundo odio que experimenta contra los indios. También su lucha interior por tratar de vencer ese veneno.
Western extraño en el que lo psicológico se impone a la aventura y a la acción.
Buena fotografía y bellísimos paisajes rocosos. Y buenas interpretaciones, sobre todo de Russell y McCrea.
Pésimo guion, eso sí, que nos muestra lances incomprensibles como la carreta del anciano matrimonio que vende a los indios no se sabe bien qué en medio de la nada, o la presencia entre las ruinas de un antiguo poblado de un viejo indio con su nieta, acompañados de un asno, una cabra y un perro. Casi como "Los músicos de Bremen".
La realización descansa sobre todo en el análisis de los personajes, hondos y densos, que se mueven entre el heroísmo, "Ser valiente es enfrentarse a lo que se teme", y la crueldad gratuita, "El odio sale de dentro a través de un pulcro agujero de bala".
Enigmática la costumbre de Vinson de guardar en el pecho los relojes de los compañeros caídos junto al suyo. Como si quisiera detener el movimiento de sus saetas en el mismo instante de su muerte. Tal vez para remarcar que la vida no es más que el tiempo que nos queda, que la muerte es el fin, que el reloj que se detiene es como un mundo que deja de respirar. Tal vez porque hace tiempo que se sabe difunto.
Relojes de muertos, relojes muertos. Una buena película que recomendamos.
Lafuente Estefanía
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