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Voto de Lafuente Estefanía:
7
Intriga. Drama Madrid a finales del siglo XIX; una mujer de buena posición aparece asesinada y hay sospechas de la autoría del crimen sobre varias personas. La investigación policial se pone en marcha. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia y drama, crimen e intriga. Una vez más Neville mezcla con acierto los géneros. Todavía habría que añadir el musical con una amplio abanico de chotis, flamenco y habaneras. Tal vez demasiado amplio.
El director, cuyo nombre aparece en los créditos tras el del productor, borda y aborda la historia de un crimen que mantuvo en vilo a todo Madrid en 1888, el crimen de la calle de Fuencarral sobre el que se posicionó la ciudadanía en dos bandos enfrentados. Uno en defensa de la criada Higinia Balaguer, los "higinistas", otro, los "varelistas", en defensa del hijo de la víctima, "el Pollo Varela", un hombre de vida equívoca y desordenada.
Y es que "Siempre son las criadas las que asesinan a sus señoras", aunque sea de un planchazo en la cabeza como es el caso.
Todo ello azuzado desde la prensa madrileña en el mejor estilo de "Luna nueva" (1940) o luego "Primera plana" (1974), como muestra con maestría Neville.
Magnífica ambientación de ese Madrid sainetesco que canta en aleluyas el crimen de Benigno Calatrava en plena Puerta del Sol o muestra los pacíficos serenos gallegos burlados al grito de "Abajo Pontevedra" u obsequiados con un "Brindo por Galicia, en general".
Y qué decir de aquellas casas de vecindad donde el rellano es una extensión del comedor, o donde las escaleras juegan un papel tan trascendente con sus claroscuros, sus luces y sus sombras. Otra vez la escalera como escenario.
Una buena idea desarrollada con un guion impecable del propio director que, a base de volver atrás presentando hechos pasados, deja al espectador con la duda del verdadero autor del crimen. Si se trata de la criada Petra (Plana), de Miguel (Ligero), el gigoló chulapo que pretende a la viuda rica o de la bella Lola la Billetera (Delgado) también pretendida por el majo.
Por cierto, en el crimen de Fuencarral aparece como acusada una Dolores Ávila, alias también Lola la Billetera y amiga de Higinia, así llamada por dedicarse a vender décimos de lotería. Se refuerza así la relación por si quedaba alguna duda.
Borda y aborda la dirección el análisis de los personajes cuyos caracteres se muestran sólidos y creíbles. La acción fluye mientras la intriga sigue.
Interpretaciones un tanto teatrales pero con la solvencia del prestigio de sus apellidos. Luna, en su papel dominador de siempre, requiere a Lola al mejor estilo cañí: "Solo es cuestión de matemáticas, somos dos parejas y yo".
Una buena película de una etapa muy interesante del cine español a la que tal vez le sobre algún número musical y cierta teatralización.
Lafuente Estefanía
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