¿Qué burbuja ...? Copa y botella entera repleta de refrescantes burbujas doradas del mejor champán parece Cherry Malotte (Dietrich) a lo largo y ancho de la cinta, en la que domina ya desde el mismísimo cartel anunciador. Impresionante Marlene que luce siempre un espléndido vestuario cuajado de lentejuelas y de todo tipo de complementos (anillos, pulseras, pendientes, collares, gargantillas, brazaletes ...) Por todos lados el brilli-brilli relampagueando sobre el fondo de blanco y negro. De nuevo el "Ángel Azul" luciendo en todo lo alto. A distancia el resto.
Y el resto son nada más y nada menos que Wayne y Scott en plenitud de sus carreras cinematográficas, seguidos de una constelación de grandes secundarios.
El elenco sin duda es lo mejor de la obra. Porque la trama es bastante pedestre. Estamos en 1900 y el Gobierno americano quiere poner un poco de orden en los yacimientos auríferos de Alaska. Y a río revuelto unos "usurpadores" de guante blanco y corbata de nudo, vulgares sinvergüenzas mejor, quieren hacerse con muchos pozos que no están adecuadamente registrados. A la cabeza un funcionario, Alexandre McNamara (Scott), bien escoltado por otros caraduras, juez incluido. Claro que enfrente se encuentra Roy Glennister (Wayne) comandando a un montón de decididos mineros. Como a las buenas no conseguirán justicia, tendrán que recurrir al viejo sistema de tomársela por su mano.
Buena ambientación de interiores, especialmente en el saloon de Cherry, escasos exteriores, escenas interesantes de la llegada del barco al puerto o las actuaciones en el escenario, porque la pelea final entre Roy y McNamara se estira demasiado hasta acabar en el barrizal de las calles. Tampoco el guion es gran cosa.
En fin, que aunque solo sea por el trio actoral citado, especialmente por la glamourosa Marlene, vale la pena ver la película.