Nos hemos acordado del célebre western carcelario de Mankiewicz a la hora de titular este otro que tiene al póker como elemento central de la trama, más concretamente una timba con medio millón de dólares de premio entre auténticos profesionales del famoso juego de las cinco cartas.
Como señala la sinopsis el protagonista es Bret Maverick (Gibson), un "jugador, timador y embaucador" que más parece un pícaro aventajado que va de aventura en aventura de las que a veces sale a flote con auténticos golpes de fortuna. En cualquier caso un pícaro con buen corazón que acaba siempre ayudando al que lo necesita. Aunque sea su adversario. El papel lo borda un Mel Gibson en plena forma, que demuestra la variedad de registros que es capaz de levantar delante de una cámara. Dos años antes estaba interpretando al policía de Los Ángeles Martin Riggs en "Arma letal 3" (1992) y un año después al patriota escocés William Wallace en "Braveheart" (1995). Personajes todos ellos con personalidades de lo más variadas.
Tampoco está nada mal la enigmática tramposa Annabelle Bransford (Foster), perfectamente compenetrada con Bret pese a sus continuas desavenencias. Pareja que acaba resultando un trío cuando el marshall Zane Cooper (Garner) entre en escena.
La obra va del juego tratado en forma de comedia ambientada en Oeste. Todos engañan a todos, como hacen los buenos jugadores de póker. Aquí no puede decirse precisamente con Ruiz Zorrilla que "Entre bobos anda el juego". Todo lo contrario, ante semejante premio puesto un juego todo vale. Hay excelentes golpes humorísticos, también algunos excesos, la ambientación de interiores y exteriores es perfecta, lo mismo que el atuendo de los actores. Aparte la excelente interpretación que se ya ha comentado, hay que destacar la belleza de los paisajes naturales por donde transcurre la trama, perfectamente fotografiados siempre.
Como suele suceder con las obras que tienen a pícaros como protagonistas, no es una comedia de carcajadas sino de sonrisas, de sonrisas divertidas. Cuando hay un engaño hay también un engañador y un engañado, por eso en las grandes obras picarescas la posición del espectador no siempre suele estar clara del todo, oscila a menudo entre el uno y el otro. Y esto es un poco lo que ocurre con el pícaro Maverick, engañado y engañador, pero simpático y atractivo siempre.