Estamos ante una nueva versión de la trágica historia de amor entre el caballero de Cornualles y la princesa irlandesa, inspirada como se sabe en viejas leyendas celtas.
En este caso se traslada a los primeros años del siglo XX en las inmensas soledades de Montana. Allí vive el patriarca William Ludlow (Hopkins) con sus tres hijos, Alfred (Thomas), Tristán (Pitt) y Samuel (Quinn), cada uno con su propio carácter y personalidad.
El equilibrio familiar se altera con la llegada al rancho de la bella Susana Quincannon o Fincannon (Ormond), prometida de Alfred que atrae enseguida la atención de sus otros hermanos. Por cierto, el apellido de ella desprende un aroma fordiano al recordarnos al del intrépido sargento de Caballería que interpretaba Víctor Mclaglen en "La legión invencible" (Ford, 1949).
Se trata de un melodrama inspirado en una famosa novela cuyo relato se sigue demasiado fielmente, alargándose en demasía y restándole agilidad. Sobran para nosotros unas cuantas escenas de viajes transoceánicos y de acciones bélicas de la I Guerra mundial.
Técnicamente impecable con una destacada fotografía, paisajes, colorido y ambientación. Lo mismo que la banda sonora que tiene piezas muy conocidas.
Guion excesivo y realización correcta aunque abusa del relato en off. Buena descripción de los personajes con Tristán siempre en el centro, indómito para la vida y para el amor. Un joven que vive peligrosamente "en la zona fronteriza, entre este mundo y el otro". Al decir del narrador indígena "Todo guerrero espera que una buena muerte salga a su encuentro, pero Tristán sale en su busca".
La cinta resulta demasiado literaria, muy "novela romanticona", con mucha "mermelada", deteniéndose demasiado en algunos pasajes que enlentecen el relato. Lleva la trama a lugares muy lejanos y apartados que restan agilidad y tensión al desarrollo de la trama.
Esperábamos más viendo el extraordinario elenco de personajes que están a la altura de su fama. En cualquier caso, una película interesante que debe conocerse.