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Voto de Lafuente Estefanía:
9
Western Terminada la Guerra de Secesión (1861-1865) y después de haber sobrevivido a una matanza de los indios, el ganadero Tom Dunson (John Wayne) y su hijo adoptivo Matthew Garth (Montgomery Clift) proyectan trasladar diez mil cabezas de ganado desde Texas hasta Missouri. Nadie hasta entonces había intentado una operación de tal envergadura. (FILMAFFINITY)
6 de enero de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western extraño que comienza como suelen terminar los habituales, con el beso de los enamorados protagonistas. Sin embargo no conseguirá la amada convencer al testarudo Tom Dunson (Wayne) para que la acompañe en la caravana pues, le recuerda, "El sol solo luce la mitad del tiempo, la otra mitad es noche".
Corre el año 1851 y Tom, con su inseparable Groot (Bennan, que actúa como narrador de la historia), busca un lugar para levantar un rancho donde criar ganado. Por la mañana aparece un joven, Matt Garth (luego Clift), que cuenta cómo los comanches han acabado con todos los miembros de la caravana.
Prosiguen los tres la marcha atravesando los valles de los ríos Rojo, Pecos y Grande, en cuyas proximidades instalan sus reales. Eso sí, imponiendo Tom la ley del revólver cuando es preciso: "Trae una pala y mi Biblia. Voy a enterrarlo".
Conjugando balas con versículos consiguen amasar los tres una notable vacada que tras la guerra civil está en la ruina. El precio de la carne se ha hundido en Texas, 2 dólares por cabeza, es preciso llevar 10.000 reses a Missouri donde esperan alcanzar los 15 dólares. Pero para ello hay que superar numerosos obstáculos como la distancia a recorrer, montañas, tempestades, estampidas, sequía, hambre, indios o cuatreros. Y no es fácil encontrar vaqueros capaces de arrostrar todas estas dificultades por una paga de 10 dólares al mes, que pueden llegar a los 100 si coronan con éxito (y con vida) el trayecto.
Porque la cinta es un viaje, un trayecto donde las personalidades de los protagonistas se asientan y muestran ante las dificultades su verdadero carácter. En especial Tom y Matt, al que tiene y considera como su propio hijo. Si al comienzo Tom aparece como el hombre recio y sensato hecho a sí mismo y Matt como el jovencillo inquieto e inexperto, durante el camino saldrá a relucir la dureza del primero en el trato a sus trabajadores dando por bueno que el fin justifica los medios, por el contrario Matt es consciente de las injusticias que comete al que admira y tiene por verdadero padre. El látigo, el disparo o la amenaza de la horca llevan al joven a retirar del mando al veterano propietario, harto de verlo primero "matar y leer" luego la Biblia en el responso que dedica a sus víctimas. Matar y leer le repetirá echándole en cara su proceder. Abandonado en medio del campo, Tom jurará matar a su ahijado. La escena y toda esta parte recuerda enormemente a "Rebelión a bordo" (Milestone, 1962).
Le hemos puesto una calificación de 9 que perfectamente podía haber sido un 10 de no tener un final tan pastelero. Es igual, estamos ante una obra maestra donde todo, todo, raya al máximo nivel: argumento, guión, dirección, música, fotografía, interpretación ...
Hay escenas que quedan para el recuerdo como el inicio del viaje con el ganado, el ataque de los indios a la caravana o la llegada de las reses a la estación de Abilene después de tres meses de marcha. Lo mismo que las frases sentenciosas, como la que se cruzan los pistoleros contemplando orgullosos sus armas: "Solo hay dos cosas más bonitas que un arma: un reloj suizo y una mujer".
Hay balazos o flechazos que producen la muerte inmediata y otros que atraviesan los tejidos y se despachan con una ligera desinfección con whisky y el vendaje correspondiente. Sin embargo, la patología más curiosa es la enajenación mental que experimenta Tom como consecuencia de la responsabilidad, el insomnio, la deficiente comida o el agotamiento.
En fin, lo dicho, una auténtica obra maestra.
Lafuente Estefanía
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