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Voto de Lafuente Estefanía:
10
Western. Drama A Wyatt Earp (Henry Fonda), antiguo sheriff de Dodge City, le ofrecen el puesto de comisario de la ciudad de Tombstone, pero lo rechaza porque le interesa más el negocio ganadero al que se dedica con sus hermanos. Sin embargo, cuando uno de ellos muere asesinado, acepta el puesto vacante y nombra ayudantes a sus hermanos. Contará también con la amistad y la colaboración de un jugador y pistolero llamado Doc Holliday (Victor Mature). (FILMAFFINITY)  [+]
22 de junio de 2021
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Pasión de los fuertes", pasión por el Western ... pasión por el Cine como acertadamente comentan otras reseñas.
Es difícil decir algo nuevo sobre la obra de Ford, nos limitaremos por lo tanto a dejar claro que "My darling Clementine" es para nosotros una auténtica obra maestra. De ahí que prefiramos centrarnos en lo que entendemos por ello.
Una obra maestra, un 10 en la calificación de FA, es aquella que resulta no de sumar y de restar dígitos contables en función de estos y aquellos aspectos técnicos o artísticos, sino la que cumpliendo con excelencia los estándares cinematográficos deja al final en el espectador esa sensación indefinible de sosiego y de felicidad que solo las grandes obras de arte, de cualquier arte, son capaces de transmitir.
"My darling Clementine" lo ha conseguido con nosotros siempre. Desde que la vimos por primera vez en el mítico "Cineclub" de la vieja TVE o en los pases de Arte y ensayo del cine "Xerea" de Valencia. Por cierto, a veces decimos que tal o cual película envejece bien o mal. No hay tal, envejecemos nosotros. El cine, como el vino, te dice a las primeras de cambio cómo es realmente ... y ya no cambia.
Sin estridencias, con naturalidad, suavemente transcurre la historia de los Earp y de los Clapton, de Doc Holliday y de O'K Corral, una historia cien veces contemplada en la pantalla pero que en las manos de Ford suena diferente. Alguien ha hablado de pieza delicada, es cierto, auténtica porcelana china podríamos añadir. No hay que tocarla ni añadirle matices, corremos el riesgo de estropearla.
No vamos a hablar de paisajes, ni de guion o dirección, ni de música, ambientación o interpretaciones (¡casi nada!) De frases permítasenos recordar de pasada la del camarero y el amor, o la necesidad de matar cuando se saca el revolver. Preferimos a cambio evocar escenas como el cruce de miradas entre los Clapton y Wyatt al reencontrarse en la taberna tras la muerte de James, la partida de póker con el tramposo, la llegada de la diligencia con Wyatt esperando en el porche, la marcha a la iglesia del vecindario mientras suena la campana, el baile y la timidez de los protagonistas, el acicalado barbero y su esencia de azahar, la silla del sheriff en el porche, tal vez la misma que 15 años después ocupará Stewart en "Dos cabalgan juntos". Todas estas imágenes y otras muchas más, es magisterio cinematográfico para nosotros.
Dos palabras sobre Doc Holliday, en esta ocasión cirujano que no dentista, profesión que por cierto ejerce el acicalado barbero hace poco citado. Un hombre culto, con sus títulos académicos y sus fotografías juveniles de ambiente universitario. Un tísico que posiblemente marcha al Oeste huyendo de si mismo y para encontrar un ambiente más cálido y seco que cure su enfermedad, pero que se encierra en garitos que apestan a humo y a alcohol a la espera de la muerte. Pero también un hombre culto que recita a Shakespeare con soltura, que dispone todavía de una última oportunidad para rehabilitarse profesionalmente. Una intervención quirúrgica delicada para extraer una bala a Chihahua. Y lo hace correctamente. Campo operatorio bien iluminado con lámparas, desinfección con whisky de manos y del material que saca del maletín. Tiene como ayudante una auténtica enfermera con su bata blanca y su pelo recogido en un pañuelo. Como no hay anestesia la paciente debe conformarse con morder una pieza. La intervención técnicamente impecable, otra cosa será el desenlace.
Hablando de Shakespeare y de escenas, resulta todo un símbolo de la película que en Tombstone, en 1882, un actor de la talla de Granville Thorndyke (Mowbray) llene el teatro para interpretar al genial dramaturgo de Stratford y emocione hasta la lágrima nada menos que a Wyatt Earp.
Un símbolo.
Lafuente Estefanía
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