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Voto de Lafuente Estefanía:
7
6,0
1.974
Western. Comedia
Jack (Henry Fonda) es un mítico pistolero que, cansado de la fama, decide abandonar Estados Unidos y viajar a Europa para enterrar la leyenda que se había forjado. En Nueva Orleáns, conoce a un misterioso forastero apodado "Ninguno" (Terence Hill), que decide acompañarle en su viaje. (FILMAFFINITY)
24 de septiembre de 2023
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Viene bien dar un vistazo a las críticas de FA antes de redactar la propia, entre otras cosas porque a veces cuentan anécdotas o teorías que ignorabas y que tienen su aquel.
Ocurre con esta cinta a cuenta de la participación de Leone en la misma. ¿Se limitó a redactar la historia, participar en el guion o "sugerir" aspectos de la dirección para mejorarla ... o para ridiculizarla?
El comienzo es muy Peckimpah, un perro y unas gallinas a la entrada del pueblo. Luego veremos también su nombre en una cruz del cementerio.
Y aparece Jack Beauregard (Fonda), mítico pistolero que parece recién salido de "Hasta que llegó su hora" para hacer enseguida honor a su fama, "Hay dos cosas que van directas al corazón de los hombres, las balas y el oro".
El problema viene cuando, a continuación, hace su presencia Ninguno (Hill) "pescando" en el río como si se hubiera dejado en la otra orilla a Spencer. Sí, el mismo botarate "gracioso" de Trinidad.
Y se van juntos como D. Quijote y Sancho. De vuelta de la vida el pistolero, "Los buenos tiempos no han existido nunca", práctico y deseoso de acompañarle el trinitario, "A riesgo pequeño, recompensa pequeña".
¡Un injerto trinitesco en una obra de sabor "leonés"! ¡Escándalo!
Guion corrientito y realización "leonesa", como decimos, con larguísimos silencios rotos por frases cortantes del uno o por sandeces del otro.
Nos preguntamos si nos están tomando el pelo con esta mezcla de agua y aceite. La primera intención es calificarla con un 5=(9+1)/2. Ya pueden suponerse a qué parte corresponde el 9 y el 1.
Amigo, pero llegamos al desenlace y ahí sí que nos quitamos el sombrero aunque esté acribillado de balazos y pasemos a comentarlo a la zona spoiler.
De acuerdo, el agua y el aceite son inmiscibles pero ... por medio de un emulgente puede muy bien lograrse una emulsión estable como conocen los farmacéuticos. Y hay en la cinta algunos elementos que pueden hacer ese papel, como la música de D. Ennio (jota aragonesa incluida), comparaciones brillantes como el arma que empuñan uno y otro en la barbería, o el mismo final que D. Sergio calcará para su América pretérita.
Y subimos la apuesta hasta el 7, un notable bajo pero notable al cabo. En el cine, como en el arte, no podemos andar con unas tijeras cortando lo que no nos gusta.
Recomendable considerando todo lo dicho.
Ocurre con esta cinta a cuenta de la participación de Leone en la misma. ¿Se limitó a redactar la historia, participar en el guion o "sugerir" aspectos de la dirección para mejorarla ... o para ridiculizarla?
El comienzo es muy Peckimpah, un perro y unas gallinas a la entrada del pueblo. Luego veremos también su nombre en una cruz del cementerio.
Y aparece Jack Beauregard (Fonda), mítico pistolero que parece recién salido de "Hasta que llegó su hora" para hacer enseguida honor a su fama, "Hay dos cosas que van directas al corazón de los hombres, las balas y el oro".
El problema viene cuando, a continuación, hace su presencia Ninguno (Hill) "pescando" en el río como si se hubiera dejado en la otra orilla a Spencer. Sí, el mismo botarate "gracioso" de Trinidad.
Y se van juntos como D. Quijote y Sancho. De vuelta de la vida el pistolero, "Los buenos tiempos no han existido nunca", práctico y deseoso de acompañarle el trinitario, "A riesgo pequeño, recompensa pequeña".
¡Un injerto trinitesco en una obra de sabor "leonés"! ¡Escándalo!
Guion corrientito y realización "leonesa", como decimos, con larguísimos silencios rotos por frases cortantes del uno o por sandeces del otro.
Nos preguntamos si nos están tomando el pelo con esta mezcla de agua y aceite. La primera intención es calificarla con un 5=(9+1)/2. Ya pueden suponerse a qué parte corresponde el 9 y el 1.
Amigo, pero llegamos al desenlace y ahí sí que nos quitamos el sombrero aunque esté acribillado de balazos y pasemos a comentarlo a la zona spoiler.
De acuerdo, el agua y el aceite son inmiscibles pero ... por medio de un emulgente puede muy bien lograrse una emulsión estable como conocen los farmacéuticos. Y hay en la cinta algunos elementos que pueden hacer ese papel, como la música de D. Ennio (jota aragonesa incluida), comparaciones brillantes como el arma que empuñan uno y otro en la barbería, o el mismo final que D. Sergio calcará para su América pretérita.
Y subimos la apuesta hasta el 7, un notable bajo pero notable al cabo. En el cine, como en el arte, no podemos andar con unas tijeras cortando lo que no nos gusta.
Recomendable considerando todo lo dicho.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Y el final.
Ninguno se pasa el rato adulando a Jack y proponiéndole cada vez enfrentamientos más arriesgados para que engorde su fama, aunque sabe que "Unos se quedan para leer los epitafios de las tumbas y otros se van al otro mundo".
Hasta que llega el enfrentamiento definitivo entre ellos dos.
Jack, experto, sabe que en esos momentos "La vida pende de un hilo" como repite varias veces. En "Érase una vez en América" el hilo es la cremallera que cierra la bolsa de cadáveres, aquí es un delgado alambre de magnesio que provoca el fogonazo lumínico que el fotógrafo que retrata el duelo aprovecha para "disparar" su cámara.
La "muerte" de Jack Beauregard traslada automáticamente la fama pistoleril al que lo abate, en este caso a Ninguno, Nadie en la aventura de Polifemo en "La Odisea".
Final homérico. Se cierra el telón.
Ninguno se pasa el rato adulando a Jack y proponiéndole cada vez enfrentamientos más arriesgados para que engorde su fama, aunque sabe que "Unos se quedan para leer los epitafios de las tumbas y otros se van al otro mundo".
Hasta que llega el enfrentamiento definitivo entre ellos dos.
Jack, experto, sabe que en esos momentos "La vida pende de un hilo" como repite varias veces. En "Érase una vez en América" el hilo es la cremallera que cierra la bolsa de cadáveres, aquí es un delgado alambre de magnesio que provoca el fogonazo lumínico que el fotógrafo que retrata el duelo aprovecha para "disparar" su cámara.
La "muerte" de Jack Beauregard traslada automáticamente la fama pistoleril al que lo abate, en este caso a Ninguno, Nadie en la aventura de Polifemo en "La Odisea".
Final homérico. Se cierra el telón.