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Voto de Lafuente Estefanía:
9
Western Wyatt Earp, el sheriff de Dodge City, se encuentra de nuevo con John "Doc" Holliday, un jugador borracho y tuberculoso a quien salvó la vida en una ocasión. Juntos tendrán que enfrentarse a la banda de los Clanton, una poderosa familia que tiene atemorizado a todo el pueblo. (FILMAFFINITY)
3 de febrero de 2023
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con más de dos docenas de cintas dedicadas a su persona, Wyatt Earp es uno de los personajes más representados en el western. Junto a "Pasión de los fuertes" (Ford, 1946), la de Sturges podemos considerarla como "la película" que mejor caracteriza al personaje.
Como siempre, el comienzo es impactante. Mientras suena la famosa balada de Tiomkin tres silenciosos pistoleros abren una alambrada sin bajar de la cabalgadura camino de la ciudad. Y ahí está en primer plano el cementerio de Boot Hill (Texas), el mismo que veremos en la escena final. Premonitorio.
Cuando luego la acción nos lleve a Dodge City y a Tombstone, a la entrada encontraremos siempre los correspondientes camposantos.
Excelente guion y excelente realización con ritmo ágil y tensión constante. Personajes rotundos, nítidos, marcados a fuego. Un auténtico duelo interpretativo de titanes.
Lancaster (Wyatt) a un lado, "Sheriff, juez y jugador", dominando siempre la situación, "Acompáñeme. -¿Cuál es la acusación? -No se preocupe, ya pensaremos una".
Al otro John Holiday (Douglas). Ojo, no Doc como suele ser lo habitual. Aunque pudo concluir su carrera de dentista gracias a la ayuda de su familia, tuvo que dejar el oficio por la tos que molestaba a sus pacientes. Y es que la tisis corroe sus pulmones consecuencia de su mala vida (whisky, tabaco, mujeres y juego). "El dinero es mi herramienta".
El resultado queda en tablas, pero menudas interpretaciones las de ambos.
Entre las mujeres mucho más rico en matices el papel de Kate (Van Fleet) que el de Laura Denbow (Fleming).
En cualquier caso la parte sentimental flojea un tanto, "Lo mío no son las bodas sino los entierros".
Buenas localizaciones exteriores, decorados, vestuario y ambientación en general.
Y la muerte acechando siempre, en la barra de la cantina como en OK Corral. Inexorable, se cierne sobre todos los personajes, incluso sobre el joven Billy Clanton (Hopper) que muere, ¿otro símbolo?, en la sala de revelar del fotógrafo local.
No hay esperanza ni salida posible. O aceptar el soborno, "20.000 dólares, o una tumba en Boot Hill, o 20 míseros dólares mensuales de paga".
Uno de los grandes westerns de la historia. No se lo pierdan los buenos aficionados al género.
Lafuente Estefanía
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