Basada en la novela "Mar de hierba" publicada en 1936 por Conrad Richter, la película narra la historia de un rico propietario de Nuevo México, Jim Brewton (Tracy), que se casa con Lutie (Hepburn), una mujer cultivada que ha vivido siempre en San Luis.
Jim es la tierra, más de un millón de acres de pradera en su mayor parte propiedad del estado, pero con la fuerza suficiente para gobernarla e impedir el establecimiento de agricultores, "Estoy harta de oír lo que quieres a esta tierra, podrías querer un poco más a los que viven en ella".
Otra vez el viejo enfrentamiento de ganaderos y colonos. Naturalmente bajo el dominio de los primeros como denuncia Brice Chamberlain (Douglas), abogado de los segundos y también enamorado de Lutie, "Me dijeron que aquí no había justicia y que usted dominaba este país. Tenían razón".
También el choque entre el mundo urbano y cosmopolita de donde procede ella con el ambiente rural y primario de él, de la soledad, de los silencios en el matrimonio, "No puede pasarle nada a su marido con la ventisca, lo que me preocupa es el ganado".
Melodrama que se extiende a lo largo de toda una generación, donde la acción queda sepultada por los amores y desamores de los protagonistas. A veces recuerda un poco a "La Regenta", la novela de Clarín llevaba también al cine en 1974. Un mar de hierba que lleva dentro otro mar de fondo de pasiones latentes.
Guion demasiado pendiente de la trama novelera y falto de espontaneidad. También los personajes vienen ya condicionados por la obra de origen solo que aquí gozamos de la frescura de un elenco inmejorable. Grandes interpretaciones de todos, con magníficos actores de reparto entre los que destacamos a Jeff el fiel cocinero (Buchanan) o al Dr. J. Reid (Carey).
Excelente dirección con escenas memorables como la hierba que mece el viento suavemente en los grandes pastos del rancho, el majestuoso descenso por la escalera de Lutie vestida de novia, la primera comida en el rancho, la ingenua timidez de los peones cuando se presentan o la extrema pobreza de las casas campesinas.
Mención aparte para los paisajes y la fotografía. Bellísima selección de panorámicas magnificadas por la pequeñez de los carruajes o de las caravanas de colonos. Buenos movimientos de las masas de extras que salen en algunos momentos.
Algunos toques médicos como los acusadores delirios preparto de Lutie, el secreto profesional incumplido por la partera o la simpática receta de la levadura que a toda costa quiere aplicar el cocinero para curar el catarro del niño naturalmente ignorada por la madre que se fía más del Dr. Reid.
En resumen, una buena película que recomendamos a todos.