El tema de "Slow West" recuerda el cuento de Edmondo D'Amicis publicado en su famoso libro "Corazón" (1886). Si el joven Marco marcha con 13 años desde Italia a Argentina en busca de su madre de la que no tiene noticias desde hace dos años, en la obra de Maclean el que viaja desde Escocia hasta Colorado es otro joven de 16 años, Jay Cavendish (Smit-McPhee), para reunirse allí con su amada Rose Ross (Pistorius) que se ha visto obligada a emigrar con su padre por una muerte de la que no es responsable.
Ambos atravesarán un océano y un continente, Jay, además, deberá romper una fuerte barrera social por su condición aristocrática. En esto también encontramos alguna similitud con "Un horizonte muy lejano" (Howard, 1992).
Búsquedas afanosas, imposibles. Viajes ricos en aventuras, sostenidos por la fe en el destino, pero también viajes largos durante los cuales se producen cambios importantes en la forma de ver las cosas.
Estamos ante un western extraño, original, interesante, ambientado en 1870.
Jay parte en solitario como un británico cualquiera, con su brújula, tetera y libro de viajes. Pronto advertirá que es como "Una liebre en una guarida de lobos".
Menos mal que por allí pasaba uno de tantos cazadores de recompensas, Silas (Fassbender), que decide ayudarlo en la búsqueda a cambio de dinero ... y de la posibilidad de capturar a los Ross por cuyas cabezas ofrecen dos mil dólares. Sorprende la eficacia de las órdenes internacionales de busca y captura en aquella época.
Dos cabalgan juntos, "Un ángel caído y un demonio en ciernes". Así lo ve Silas. Pesimista. Pero el viaje ofrece también la posibilidad de contrastar opiniones entre el idealismo del joven y la sordidez del pistolero.
Argumento sencillo desarrollado con un buen guion en el que se "incrustan" algunas escenas chocantes como el trío de negros cantando espirituales en medio de la pradera, la anécdota del matón que quería salir a toda costa en un cartel de recompensas o el antropólogo solitario que analiza el contraste entre el Este ("violencia y desolación") y el Oeste ("sueños y luchas").
Tildada de lenta aprovechando sin duda el título, la película tiene un ritmo sosegado, sí, pero también sostenido y ameno. Sin esos planos eternos tan característicos del western moderno.
A medida que progresa el metraje poco a poco gana en intensidad dramática para explotar en un magnífico final. Todo en menos de noventa minutos.
Impecables los aspectos técnicos de paisajes, fotografía, ambientación, colorido, etc. Mención especial a la banda sonora, no en vano comentan algunos la condición de músico que tiene el director. Pero con un grave inconveniente, la manía de resaltar los pasajes musicales elevando hasta el extremo el sonido, hace que se pierdan algunos diálogos y que el espectador esté con el mando subiendo y bajando continuamente el volumen del sonido.
Extraordinario análisis de la personalidad de los dos viajeros. El intercambio de opiniones, el contraste de pareceres les llevará a la comprensión mutua, como una especie de "evolución por ley natural" (Charles Darwin dixit) que debe culminar con el hallazgo de la amada.
Brillante realización. Western notable, original y dotado de un fuerte componente romántico. Recomendable.