Con esta frase, "El cuarto grado ama a Leningrado", bromean los compañeros de curso con Katie Morosky (Streisand), una joven comunista comprometida con sus ideas que defiende con vehemencia y enamorada del atractivo Hubbel Gardiner (Redford), deportista y escritor de ideas templadas, "Quieres acabar como un burgués, pues, ¡hala!, sé un burgués".
Duelo interpretativo entre dos actores de éxito en el que se acaba imponiendo Streisand. No debió ser fácil competir con ella, sobre todo en este caso que interpreta también, y tan bien, el conocidísimo tema central de la banda sonora.
Sin duda una buena película. Romántica, algo dulzona ... de amor.
Y política, con una gran carga ideológica.
Observen el peinado de Katie. Rizado en su juventud a medida que convive con Hubbel va alisando su pelo, "Me lo plancho". Para volver a los rizos y al activismo callejero cuando las relaciones se enfrían.
A favor de la paz mundial, "Me niego a apoyar a Estados Unidos en cualquier guerra que quiera emprender", pero con el poster o la pancarta de Stalin y de Lenin en el comedor de su casa mientras la Rusia comunista se está entendiendo con Hitler para merendarse Polonia.
Hubbel mientras tanto luciendo toda clase de uniformes militares, en plan guaperas que no se compromete con nada serio, "Tienes un estilo de escribir precioso pero te quedas al margen".
¿Y Hollywood? Horror, "La única película que no critica Katie es Potemkin". En un cine proyectan "Los mejores años de nuestra vida", una de las cintas más ácidas que trata del retorno de los soldados americanos tras la II Guerra mundial. Por supuesto, no podía faltar, también tenemos la ración de McCarthy y su "caza de brujas", o el desprecio al escritor que se vende a los guionistas. Curiosa la gradación intelectual que se establece situando en lo más alto a la literatura para ir bajando peldaños con el cine y, el colmo, con las series de televisión.
Puro maniqueísmo.
Buenas interpretaciones, pero con Streisand que sobreactúa en ocasiones y con Redford sobrevestido de modelitos.
La película en cualquier caso es buena y recomendable. Sobre todo por el tema musical que se repite una y otra vez en versiones siempre brillantes. Para detestar ideológicamente el cine comercial, aquí la música aguanta bastante bien el tipo.