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Voto de Alvaro Sanjurjo Toucon:
7
Drama En julio de 1967, graves disturbios raciales sacudieron la ciudad de Detroit, en el estado de Michigan. Todo comenzó con una redada de la policía en un bar nocturno sin licencia, que acabó convirtiéndose en una de las revueltas civiles más violentas de los Estados Unidos. Los incidentes más graves ocurrieron en el motel Algiers, cuando miembros de la policía y la Guardia Nacional acudieron ante unos disparos de un arma de fogueo. (FILMAFFINITY) [+]
4 de julio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Detroit (Detroit). EE.UU. 2017. Dir.: Kathryn Bigelow. Con: John Boyega, Will Poulter, Algee Smith, Jacob Latimore, Jason Mitchell, Hanna Murray.

En julio de 1967, la policía estadounidense irrumpió en un bar sin autorización para funcionar, en la ciudad de Detroit, procediendo a desalojar a los parroquianos, en su mayoría negros. En la calle se suman más personas, también negras, protestando contra la violencia en el trato dado por policías blancos a los detenidos.
Esa fue la chispa que generó una gigantesca lucha que el film reconstruye en un estilo rigurosamente documental, ocupando buena parte del metraje inicial. Apenas unos pocos personajes se delinean como tales, habiendo optado la realizadora Kathryn Bigelow por el retrato colectivo. El héroe vilmente agredido es la multitud, en una formulación que se remite a Sergei Eisenstein y su cine de masas; en tanto el formato telenoticiero, también utilizado por Bigelow, a causa de su inmediatez, torna casi imposible la elaboración de un material recogido “en vivo y en directo”.
Estos incidentes, para un espectador norteamericano, están signados por un contexto que trasciende este indignante testimonio de un segregacionismo oficial hipócritamente consentido. No se trató de una expresión aislada, fue una de las 159 rebeliones producidas en ese verano estadounidense; conocido como “Long hot summer”, y heredero de otra rebelión, igualmente violenta, ocurrida en 1943.
En esos iniciales “sixties”, los negros norteamericanos eran testigo de la infructuosidad de las fórmulas elegidas para el reconocimiento de sus derechos de igualdad con los blancos. Poco pudo la “Marcha sobre Washington” de 1963, encabezada por el pacifista Martin Luther King (asesinado en 1968), ni la propuesta violentista de Malcolm X, asesinado en 1965. Detroit sentía la desocupación a causa del desmantelamiento de la industria automovilística norteamericana, desafiada por fábricas extranjeras, instaladas en su mismo terreno, para producir, con menos obreros, automóviles más baratos.
Cuando la situación escapaba de control a la autoridad local (también lo muestra el film), la represión de los negros pasa a ser ejercida por la Guardia Nacional del Ejécito de Michigan, ordenada por el gobernador George W. Romney * y las Divisiones Aerotransportadas enviadas por el Presidente Lyndon B. Johnson **.
La falta de datos del contexto en que acontecen aquellas salvajes tropelías contra las gentes de piel oscura, no empalidece al film, ni le quita fuerza. Bigelow toma al más contundente argumento: el brutal tratamiento del blanco hacia el negro, suficiente para generar legítima alarma.
La segunda mitad de “Detroit”, constituye un film independiente.
Los hombres negros, integrantes y/o vinculados a un conjunto vocal, creen haber escapado de la cacería imperante en la calle, refugiándose en un hotel. Prostíbulo y albergue de alta rotatividad, en el que solicitan sus servicios a un par de prostitutas blancas. Copado el lugar por los blancos uniformados, el relato se concentra en este “huis clos”, caracterizado por los estremecedores interrogatorios y sus siniestras metodologías.
El film expone debilidades y grandezas de las víctimas, mientras que a los victimarios corresponde aplicar torturas en las que se han especializado. El error de Bigelow está en esas máscaras de perversidad propias de un cine de clase “B”, cuando se sabe que un torturador puede poseer el aspecto de un cálido padre de familia.
La dinámica narración, con una cámara desplazándose por estrechos ambientes, cual un personaje más, permite envolver con su palpable indignación y desasosiego a un espectador dispuesto a sobreponerse a ese maniqueísmo del maquillaje.
En la tercera parte de “Detroit”, el guión se vuelca decididamente al cine de tribunales, extrayendo al máximo las posibilidades del género. No faltan las ingeniosas agudezas, ni los comportamientos tontos, según corresponda a la etiqueta del personaje, hasta culminar con lo que aparenta ser “juicio y castigo” a los culpables, disimulado en la enumeración de veredictos desconocedores de una muy compleja realidad. Los negros adquirirán sus derechos, parece decir el film, pero según disponga la supremacía blanca. Lo cual aparte de ser verdad, es una dura acusación.
Who is who?
* George W. Romney (1907-1995), gobernador del estado de Michigan entre 1963 y 1969. Integrante de una familia que por generaciones perteneció a la Iglesia de los Santos de los Ultimos Días (Mormones) fue misionero de la misma. Fue representante en Washington (DC) de la compañía “Alcoa” (aluminio). En Micihigan ocupó cargos ejecutivos en la industria automovilística. Fue partidario de la Guerra de Vietnam, luego la censuró y justificó su cambio aduciendo un “lavado de cerebro”, en la etapa inicial. Fue Secretario de Vivienda de Nixon y propuso un plan de viviendas para pobres. No fumaba ni bebía alcohol y pagaba el diezmo a la Iglesia Mormona. La Iglesia Mormona fue anti negra hasta que en los años setenta habría abierto sus puertas a la gente de color.
** Lyndon B. Johnson (1908-1973). En su condición de vicepresidente de John F. Kennedy, asumió la presidencia de los EE.UU. al ser asesinado el titular en noviembre de 1963. Envió al Congreso proyectos para atender la salud de los ancianos (Medicare) y de los pobres (Medicaid), impulsó la construcción de viviendas de bajo costo y la participación en la Guerra de Vietnam. Bajo su administración se eliminaron las trabas a la inmigración. En 1965 se aprobó la ley que permitía el voto a todas las personas negras en los EE.UU. Hay quienes afirman que “Hubo dos hechos que provocaron que no se presentara a la reelección de 1968: el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos de la población negra y la segunda y la más importante, fue la Guerra de Vietnam.”
Alvaro Sanjurjo Toucon
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