Este nuevo remake de Carrie es un despropósito auténtico. Brian de Palma puede dormir tranquilo… su gran clásico de 1976 con esa perturbadora Sissy Spacek seguirá siendo el “original” por muchos años más.

Lo que era una obra maestra de la historia del cine que catapultó a de Palma a la fama mundial y a la protagonista al estrellato de las actrices, la han convertido en una vulgar historieta para adolescentes con más pena que gloria y sin muchos alicientes. Ni rastro de la soterrada y estremecedora violencia de la película original, la soledad y pena de la primera Carrie, su miedo e impotencia ante el acoso que sufría... Aquí todo es lineal y esquemático, sin nada de desarrollo emocionante ni perturbador, lo que demuestra un pobre trabajo de guion; Chloe Moretz sobreactúa en exceso, no le llega ni a la suela de los zapatos a la Spacek; el resto de personajes están tan estereotipados que dan vergüenza ajena (la mala del instituto, la popular, etc). Y por supuesto, ni la fotografía ni la música (ambos elementos fundamentales en la versión de 1976) acompañan en ningún momento. En definitiva que les ha salido un refrito pésimo para consumo teenager.

Sólo se salva Julianne Moore en el papel de madre, sobresaliente como de costumbre, quizás la madre sea lo único mejor conseguido que en la versión original… y poco más. Me esperaba algo más, sinceramente, tal como la vendían en el tráiler y con el reclamo de Moore como madre, prometía ser una buena peli, pero ya veo que estaba equivocada.