Entre secuelas y spin-offs, esta saga cómica sumaba ya ocho entregas, que por lo visto no consideraron suficientes, por lo que tuvieron que rodar una novena, que al fin y al cabo solo era una excusa para que los actores originales se reunieran para atormentar de nuevo al espectador, haciendo evidente que ni ellos mismos, ni sus personajes, ni los propios guionistas, han evolucionado de ninguna forma después de tanto tiempo, y muchos menos triunfado profesionalmente.

Además de ser un despropósito de principio fin, también han perdido la poca gracia que les quedaba, repitiendo fórmulas obsoletas y lo que es peor, dando lecciones sobre la vida, la madurez y el romanticismo, en un intento fallido de apelar a la nostalgia, para acabar provocando en su lugar vergüenza ajena y total aburrimiento.

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