Los hermanos Marx eran capaces de sorprendernos con obras maestras del humor como "Una noche en la ópera" o "Sopa de ganso" o decepcionarnos como en este caso con una película sosa que apenas ofrece un par de destellos. La culpa la tiene un guión desestructurado que culmina en un brusco desenlace y la presencia meramente testimonial de Groucho que cede todo el protagonismo a Chico y Harpo. Salvo alguna frase ocurrente, ver apenas unos segundos a Marilyn Monroe y una persecución final realmente elaborada que juega ingeniosamente con las luces y las sombras, poco más se puede rescatar de esta comedia que supuso el cierre a las carreras cinematográficas de esta pandilla de cómicos.

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