Cuando una película está bien hecha, está bien hecha. Y ésta lo está, no cabe duda. No podemos calificarla bajo ningún concepto como un film "malo", porque está muy bien diseñado, contemporizado, planificado, guionizado, interpretado y musicalizado.
¿Por qué, entonces, no llega a entusiasmar? Pues tal vez por ese pequeño hálito de autocomplacencia, de saberse "peli de culto" al estilo de los bajos fondos; y por un desenlace que provoca varias preguntas pero que los inteligentes de turno prefieren no discutir porque "el film está bien como acaba porque debe acabar así" (lógico, ¿eh?). Incluso habrá quien denote no pocas connotaciones metafísicas del personaje en cuestión (por cierto, sin nombre, al igual que la chica).
En resumen, le sobra una pizca de pedantería y lentitud argumental, y le hubiese hecho ganar mucho un final más trabajado.