Dramón de los clásicos en una película de temática atrevida y valiente para la época en cuestión, sustentanda por un guión claramente teatral repleto de consideraciones y disquisiciones morales y sociales; y, especialmente, por un trabajo interpretativo contenido, poderoso y magnífico de la pareja protagonista.
Curiosamente es el tipo de película que, aún siendo buena, te deja un regusto amargo que las aleja del armario de "películas para volver a ver una y otra vez". Tanto ha sido sí que normalmente me gusta dejar algún chascarrillo en las críticas que escribo (y tenía uno muy bueno preparado para la p*t* niña que organiza la trama), pero me lo guardaré por respeto a un argumento tan serio.