Aquí no importa nada más que la acción. No hay que buscar profundidades argumentales ni vericuetos metafísicos. No hay que buscar evolución interpretativa o desarrollo de personajes; aquí el malo pone cara de malo, el nuevo pone cara de "empanao" y el raro no pone cara de nada.
Porque lo que Jack Sholder quiso hacer fue una película de acción, muchos tiroteos y persecuciones. Resulta curiosa cuando menos recurrir a una base que mezcla el thriller policíaco con la ciencia-ficción, y que en algunas ocasiones recuerda a LA COSA de Carpenter. Y a buen seguro que FALLEN con Denzel Washington tomó prestadas parte de las ideas de este film.
Lo mejor que se puede decir de la película es que pasa directamente a la acción y no la suelta hasta el final. En el minuto 2 empiezan los tiros y ya no se para en un torbellino persecutorio casi a tiempo real. Ni siquiera el extraño intervalo de la cena en casa del policía nos hace descansar realmente.
Un film pues al que no se le puede pedir mucho más. Un producto de consumo fácil con los recursos y estética de los ochenta, inlcuidos los efectos de maquillaje y cutre-láseres amarillos. En el fondo, un film entrañable. Ya no se hacen películas así... ¿gracias a Dios?