Bonito y preciosista relato fantástico pegado a la sociedad actual en el que Nozomi, la muñeca hinchable que cobra vida en esta falsa fábula, en este cuento no de hadas sino de personas imperfectas (¿existen de otro modo?), es nuestros ojos por los que ver un prisma decadente donde las almas vacías protegidas por la coraza de cada uno de los personajes que pasan ante nosotros y por ende ante la inocente Nozomi, descubridora de un mundo que creemos conocer pero que guarda en su interior heridas incurables, enfermedades sociales crónicas.

Bella, muy bella factura técnica desnuda de compleja sencillez y una narración pausada, que recrea con todo el sentido (y con todos los sentidos) silencios calibrados a los que acompaña una banda sonora acorde con todo lo que vemos.

Rozando la reiteración cuando el metraje se agota, pero en mi opinión sin sobrepasarla ni hacerse particularmente tediosa ante la fascinación que sus medidos planos produce, la película desarrolla una profundidad que no por pretensión deja de ser profunda. De hecho lo pretende y en buena parte, lo consigue. La película llega, te hace reflexionar. El vacío que arrastra Nozomi y todo con el que se encuentra es reconocible. Es creíble. Lo que empieza en un simpático descubrimiento se va tornando en una historia que tira hacia una delicada sordidez en la que se va adentrando de manera que casi no se percibe de manera consciente.

Es de las películas que no necesitan grandes efectismos para dejarte huella. Se impregna en la memoria y la pizpireta muñeca Nozomi se queda ahí dentro mucho después de ver el film. Y quizás ese sea uno de sus mayores logros.

Magnífica Doona Bae en el papel protagonista destacando su contención y su credibilidad en un personaje atípico y conductor de todo el argumento. Aguanta todo el peso de la película de manera más que notable y no cae en la actuación tópica y exagerada a la que tiende muy particularmente el cine japonés.

Hirokazu Kore-eda hace un ejercicio cinematográfico admirable, lleno de matices, plagado de significados en una historia que no por su parsimonia deja de ser intensa.

No es una película perfecta, algunos pasajes cuelgan del fino hilo de la desmesura y alguna parte de la narración no tiene la solidez ni la claridad necesaria, pero en conjunto es un muy buen film de autor, de los que se agradecen ver en estos tiempos.