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Air Doll (Muñeca de aire)

Drama. Comedia. Fantástico Una muñeca hinchable de tamaño natural vive en un modesto piso de Tokio. Es la única compañía de su solitario amo, un hombre de mediana edad. Él le habla, la baña y le hace el amor cada día cuando vuelve del trabajo. Sin embargo, esta rutina se rompe cuando, de repente, la Muñeca Hinchable cobra vida y con ella un alma. Acaba de nacer y no entiende lo que ocurre a su alrededor, aunque se da cuenta de que existe otro mundo más allá de ... [+]
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Críticas 50
Críticas ordenadas por utilidad
17 de junio de 2010
60 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hirokazu Koreeda es un director que desde hace tiempo ostenta un gran honor, ser considerado por muchos como el sucesor natural de uno de los mejores cineastas nipones de todos los tiempos: Yasujiro Ozu. Palabras mayores. Con películas tan destacables como ‘Nadie sabe’ o ‘Still Walking’, se acercó con mucha desenvoltura al siempre complicado y complejo hervidero de emociones y relaciones humanas que es la familia. El trato que recibía tan rica temática era inmejorable: pausado pero constante, y siempre haciendo gala de una naturalidad sólo al alcance de los grandes maestros. Pero el ser comparado con Ozu aparte de ser uno de los mejores cumplidos imaginables, supone también una fuerte carga.

Quizás para sacarse durante un tiempo este peso -o responsabilidad- de encima, o quizás simplemente para probar suerte en otros campos, Koreeda ha decidido pasarse al fantástico para su nuevo trabajo. Y para hallar un antecedente cercano, más que acudir a ‘Lars y una chica de verdad’ de Craig Gillespine (cuyo planteamiento lo emparienta con el filme que no atañe), hay que retroceder un año más, cuando Michel Gondry, Leos Carax y Bong Joon-ho realizaron una obra conjunta titulada ‘Tokyo!’ en la que cada uno ofrecía su particular visión de la capital del país del sol naciente, siempre con un marcado toque surrealista. La historia de Gondry (la más rescatable del conjunto) nos mostraba la paulatina metamorfosis kafkiana de una joven en una silla de madera, viéndose así cumplidos de forma algo cruel sus deseos de sentirse útil y de encontrar su sitio en un mundo caótico. El mismo trayecto pero a la inversa se nos plantea en ‘Air Doll’.

La principal diferencia entre ambas historias es que en Gondry encontrábamos una clara voluntad de divertimento ligero (bastante impuesto por el formato del proyecto), mientras que en Koreeda hay mucha pretensión... demasiada. Lo que comienza como una rareza bastante atractiva que podría interpretarse en clave de revisión algo subidita de tono del inmortal relato de Carlo Collodi (aunque el cineasta se ha inspirado en una breve historia de Yoshiie Goda), va complicándose cada vez más por la voluntad del autor de tratar tantos temas, y tan trascendentes todos ellos. La búsqueda del amor en un tiempo en el que la falsedad se ha convertido en un elemento imprescindible para comprender las relaciones de pareja; la incomunicación y la soledad como mayores males actuales; la disección del alma...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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20 de julio de 2010
27 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así como Gepetto construyó a un Pinocho imperfecto, esta mujer de aire artificial, esta muñequita de suaves curvas tiene en su mente una frase que la caracteriza: "soy una mujer sustitutiva, aplaco los deseos sexuales de otros". Air doll parte de una historia simple y fácilmente decodificable.

Nos encontramos ante una metáfora transparente en donde de pronto una muñeca sin vida descubre su propio corazón, su capacidad de amar y de sentir dolor por partes iguales. Toda la cinta es complementada por una voz en off que nos transmite sus sensaciones, pero no de forma vulgar: el guión busca la profundidad literaria, la poesía detrás de todas las cosas. Por momentos es conmovedora, por momentos se regodea en su propia belleza pero jamás llega a desvirtuar la intensidad de su mensaje.

Vale aclarar que el giro fantástico está al servicio de un punto de vista, una forma de ver el mundo, y no al revés. Los conflictos planteados le pertenecen al ser humano sin distinción de sexo. Sin embargo, la mirada está focalizada desde una perspectiva netamente femenina. Esto es importante, puesto que el sentido primigenio de artificialidad nunca se abandona: la muñeca devenida en mujer aprende a vivir, a conocer y a ser lastimada hasta buscar como último aliento su deseo natural de trascender, pero sin poder desprenderse jamás de su origen distinto. Nos encontramos ante una metáfora que se eleva raudamente, pero que jamás puede negar su naturaleza distinta al mundo que la rodea.

Durante una secuencia, a mi parecer la única pega relevante, los tonos suaves y sugerentes derivan en un final brusco, cuasi gore. Un vicio del cine oriental, que en este caso altera demasiado los tonos que conforman el soporte de la peli.

Air Doll no es novedosa desde su idea inicial, pero sí desde su tratamiento y, principalmente, su seriedad. Porque una muñeca que sirve como "geisha involuntaria" daba para cualquier tipo de enfoques grotescos y cómicos.
Juan Rúas
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10 de noviembre de 2010
23 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que el tema de esta película tenía todos los ingredientes para mostrar un interesante viaje iniciático a través de una muñeca hinchable, que pasa de ser un objeto inerte a un ser con su propio corazón, en busca de su verdadera naturaleza.

Partiendo de esta interesante premisa, su posterior desarrollo no deja de languidecer por la falta de suficientes elementos dramáticos que den cierto cuerpo a una historia demasiado larga y que basa todo su peso en el intento de poesía de contemplar como un ser, en cierto modo infantil, va perdiendo la inocencia a medida que trata de asentar su identidad.

El interés dramático se basa en momentos puntuales, entre los que Hirokazu Kore-eda se dedica a rellenar, filmando esas calles y plazas por las que camina la protagonista (que dejan un regusto, aunque muy lejano, de Antonioni), sin conseguir que ese entorno contagie de la emoción que su deambular hubiera necesitado.

La película se alarga en demasía, y mezcla los momentos de gran fuerza e intensidad con otros que son puramente de relleno de más o menos acertada estética. Las buenas ideas, que existen, en esa toma de conciencia de alguien que descubre los sentimientos, son mostradas de manera acertada y con un simbolismo de gran impacto, como la importancia que tiene el aire, del que ella está llena, y que sirve para transmitir un precioso concepto del amor, y como no, de la tragedia. Una buena, bonita y trágica historia filmada con cuidada dedicación, pero que se excede con momentos vanos y triviales para ir tejiendo esos otros momentos llenos de sentido.

Hay poesía en esta película, aunque concentrada en algunos fragmentos. Cuando contemplamos el todo se queda en intento de poesía, eso sí, tierno y honesto.
Manu_el_Ruiz
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30 de octubre de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ida de olla sensual, ridícula e interesante a partes iguales, en torno a una muñeca hinchable que, milagrosamente, cobra vida. Auna delicadeza y originalidad, rodeándolas con un halo pretencioso, que casi llega a malograr la atractiva sorpresa que entrega en su principio.
Fabulosa interpretación de la actriz protagonista "Du-na Bae", que borda el papel con una plasticidad increíble, dotando a su personaje, con sus movimientos y gestos, de una carga expresiva maravillosa, además de pertinente para la historia.
La banda sonora es apropiada y adecuada a la resonancia poética del conjunto, que a pesar de sus virtudes, sobre todo en cuanto a fotografía, se hace largo y arranca sensaciones obtusas, en mayor medida en su despliegue final.

Película extrañamente digna, a la que me sorprende perdonar tan facilmente su petulancia.
mikinervio
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25 de abril de 2011
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Doloroso alegato, en forma de cuento mortal y rosa (que diría Umbral), que habla una vez más de la sociedad japonesa y su pertinaz y apocalíptica plaga, que pone por doquier los huevos que eclosionarán en incurables soledades.

Una muñeca hinchable pasa de fría recepcionista de semen a cálida criatura inocente con ganas de vivir y todo porque entre su interior vacío aéreo ahora flota un corazón. Pero, ¡ay!, los corazones no sólo contienen afectos y alegrías, también dolor y tristeza.

Partiendo de una idea original, con toques mágicos, Kore-eda, bajo mi punto de vista, intenta abarcar más filosofía de la que estamos dispuestos a suponer en un objeto inanimado. Tal vez sea que nuestra capacidad de imaginar está lejos de la portentosa creatividad del buen director japonés.
Interesante, sí.
Sinhué
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