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Voto de Isaac Paskual:
4
Comedia Eva y Alex son una pareja que, tras años de noviazgo, decide casarse en el lugar en el que se enamoraron: un pequeño pueblecito de la campiña inglesa. Los problemas de la boda comienzan cuando una huelga de controladores aéreos impide que el novio y los invitados se reúnan con la novia y su séquito. (FILMAFFINITY)
12 de julio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
María Ripoll prosigue con la triada de films que ha estrenado en apenas tres años, y tras la buena "Rastros de sándalo" (2014) llega la bastante olvidable "Ahora o nunca". La película podríamos definirla como una comedia costumbrista que vive única y exclusivamente de: la confusión, el barullo y el absurdo, cualidades mediante las que intenta compensar su absoluta falta de ideas originales a nivel argumental.
"Ahora o nunca" es una cinta que tiene una premisa, salvando las distancias, que desprende aroma a "Resacón en Las Vegas" (Todd Phillips, 2009); una boda en serio peligro por culpa de sucesos extraños y confusos que rodean al novio. El punto de partida del film de Ripoll, sin ser nada del otro mundo, no esta nada mal, pero el problema es todo lo que sucede a partir de ahí, una suma de acontecimientos presididos en todo momento por la nadería y la desgana. Todo lo que pasa en "Ahora o nunca" una vez que empieza el segundo acto es: fácil, previsible, tópico, cañí y muy poco estimulante.
Narrativamente la película se divide en dos partes bien diferenciadas, la del novio y la de la novia. El trío formado por: Dani Rovira, Joaquín Núñez y Jordi Sánchez son quienes salvan los muebles en todo momento, compensando la desidia que rodea a toda la trama de María Valverde. En ese aspecto "Ahora o nunca" no tiene nada de equilibrio, y es otro punto en el que se aprecia que el guion de Jorge Lara y Francisco Roncal debería haber sido revisado por alguien que hubiera podido aportar un mínimo de frescura.
En definitiva, "Ahora o nunca" es una comedia que hará las delicias de todo aquel espectador que se ria hasta con el chiste más malo, al resto lo único que nos quedará será ver el vano e inútil esfuerzo de Dani Rovira por sacar adelante un producto, hecho a su medida, pero del que por desgracia no se puede sacar más jugo.
Isaac Paskual
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