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Voto de Isaac Paskual:
6
Terror. Fantástico El propietario de un club nocturno adquiere una extraña escultura que contiene una caja que parece un puzzle. Cuando consigue resolver el puzzle, le atacan unos seres sobrenaturales, los cenobitas. (FILMAFFINITY)
22 de octubre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuatro años tardó en llegar “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)”, tercera entrega de la franquicia cenobita. Una inmensidad si lo comparamos con los apenas doce meses que hubo entre “Hellraiser” (Clive Barker, 1987) y “Hellbound (Hellraiser II)” (Tony Randel, 1988). Y que queréis que os diga, la diferencia de tiempo se nota.
Si aparcamos, que no olvidamos, esa extraña tendencia de “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)” por virar hacia la autoparodia, efecto secundario quizás de ese tono juvenil de slasher que tiene el film, y que no le pega nada, no queda un mal producto casi de orígenes.
Esta tercera entrega medio aparca los caracteres humanos de las dos anteriores películas, buscando savia nueva. El personaje de Kirsty Cotton queda reducido a un mero cameo, mientras la trama pone en el centro de su diana a Joey Summerskill, una periodista ávida de una noticia bomba que le haga dar el salto definitivo a las grandes ligas del periodismo. Y vaya si la encuentra en Pinhead.
En “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)” nuestro cenobita preferido pasa de entrante a plato principal. La cinta sirve un poco para descubrir el origen del personaje, cosa que ya cada espectador decidirá si era necesario o no. Al final este tercer episodio de la saga acaba siendo una lucha entre las dos almas que habitan dentro de Pinhead, la humana y la demoníaca. Una idea de guion interesante, que duda cabe. Mucho más interesante que la de remakear “Hellraiser” en “Hellbound (Hellraiser II)”.
Fruto de esa batalla, casi psicológica, nos topamos con un Pinhead más chulesco y cínico, mucho menos solemne que en films anteriores. Para el recuerdo, casi como highlight del personaje, su profanación a una iglesia. Un momento en el que la saga se acercó a recuperar esa maldad innata en la cinta de Clive Barker.
El asunto de la autoparodia queda muy al descubierto en personajes como el de J.P. Monroe, muy aprovechable y con sentido, aunque pueda parecer lo contrario de primeras; o esos casi cyborg-cenobitas finales, salidos de una entrega demencial de “Terminator” (James Cameron, 1984). Son cosas que en caliente pueden chocar pero en que frío se acercan a convertirse en un relativo guilty pleasure.
Uno de los mayores hallazgos de “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)”, que con el paso del tiempo lo ha sido también de la saga, fue el Pilar de las Almas. Objeto que contenía el alma de Pinhead y con el que se penetró, sin demasiada consciencia de ello seguramente, en las lindes del arte maldito.
En definitiva, “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)” me hace recuperar un poco la fe mancillada con “Hellbound (Hellraiser II)”. Solo un poco.
Isaac Paskual
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