Uwe Woll, artesano donde los haya del cine de serie B cuando no del de serie Z, y amante de adaptar videojuegos a la gran pantalla. Amado por unos pocos y odiado por la mayoría. Tipo capaz de encadenar un rodaje tras otro como si no hubiera un mañana, llegando a estrenar hasta tres películas al año; de hecho, es muy probable que mientras escribo esto el bueno de Uwe este inmerso en el rodaje de su próximo film. El realizador alemán tuvo su momento de gloria en los primeros años del siglo veintiuno, pero llego un momento en el que la burbuja explotó y su cine quedó recluido a videoclubs (ahora internet) y similares.
"Asalto en Wall Street" es lo último que me ha llegado de él, y puedo asegurar sin miedo a errar que es lo más cerca que va a estar nunca Uwe Boll del drama. Aunque también podría definirse de otra forma la cinta, "la crisis financiera vista por Uwe Boll"; de hecho, es sorprendente que haya tenido que venir un foráneo a meterle un sopapo a la bonita cara del capitalismo americano.
Siendo honestos, "Asalto en Wall Street" es una película bastante engañosa, y ahí radica su principal inconveniente. Cuando te pones en faena con un film de Uwe Woll esperas acción de rápido y fácil consumo, y el problema es que en esta película los primeros sesenta minutos de metraje son drama de rápido y fácil consumo. Tú esperas acción y el té da drama, el resultado de la ecuación es que la mayor parte de los espectadores se sentirán estafados. Y con esto no digo que la idea de Uwe Boll sea mala, que no lo es del todo, lo que digo es que en este tipo de cine hay que mostrar todas las cartas desde el principio, y el realizador germano no lo hace.
En fin, "Asalto en Wall Street" es un drama disfrazado de película de acción, obstáculo que termina determinando bastante la nota final del producto. Y, ante todo, el film es una defensa a ultranza de que, para Boll, el fin justifica los medios.