Yo siempre he sido de la opinión de que, se aprenden mejor las lecciones de historia con una buena película, que estudiando un libro de trescientas páginas. Y eso es lo que nos viene a demostrar "Kon-Tiki". Hasta hace dos días no tenía ni la más mínima idea de la existencia del explorador noruego Thor Heyerdahl, ahora no se me olvidara nunca su increíble proeza.
Centrándonos más concretamente en el film, "Kon-Tiki" es una gran película y una gran experiencia cinematográfica. Y todo ello sin tanta magnificencia como la que pretendía inculcarnos un film de su misma liga titulado "La vida de Pi" (Ang Lee, 2012). La cinta, del tándem formado por Joachim Ronning y Espen Sandberg, es tremendamente realista sin la necesidad de caer en el dramatismo barato de lágrima fácil. Y es que "Kon-Tiki" más que ser un drama, es una película de aventuras de las de toda la vida. Cruda y bella al mismo tiempo. Un film de una dificultad técnica claramente visible, que termina arribando a buen puerto contra todo pronóstico. Curiosamente igual que les ocurre a los protagonistas de la historia.
"Kon-Tiki" utiliza a la perfección todos los elementos de que dispone, y lo hace en su justa medida y sin abusar de ellos. Aventura, drama, acción, tensión,...; todo cabe en un lote final tremendamente satisfactorio.