En el subgénero de las comedias de terror, las buenas películas de verdad se pueden contar con los dedos de una mano, y aun así creo que me sobrarían dedos. Es un subgénero en el que resulta tremendamente complicado conciliar risas y un mínimo de inteligencia, lastre por el que la mayoría de comedias de terror caen en el olvido raudas y veloces. “Tucker & Dale contra el mal” pasa, rauda y veloz, a formar parte del gremio de comedias de terror que no podré olvidar, convirtiéndose en una absoluta gozada.
En “Tucker & Dale contra el mal” Eli Craig arma una comedia de terror divertidísima sin por ello tener que renunciar a una pizca de inteligencia o coherencia. El film no recurre al humor aun a condición de resultar facilón y sin sentido, en la película el humor está metido con toda la intención del mundo y derrochando la suficiente imaginación como para darle una vuelta de tuerca a los clichés del terror. “Tucker & Dale contra el mal”, cimentada en un guion sólido y efectivo, demuestra un amor incondicional por el cine de terror, lo que se verá reflejado en la cara de felicidad que se le quedará a todo espectador que se deje atrapar en las redes del film.
Otro punto fuerte de la cinta es saber aunar una mala leche visceral y rabiosa con un espíritu sanote y bonachón, perfecto reflejo de su carismática pareja protagonista. Tyler Labine y Alan Tudyk componen un tándem glorioso que desprende buen rollo, atreviéndome incluso a decir que desde el dúo formado por Simon Pegg y Nick Frost en la Trilogia del Cornetto de Edgar Wright no veía nada igual; lo que mejora todavía más si cabe cuando Katrina Bowden se les une para formar un triángulo digno de recordar.
Seguramente el momento en el que mas desciende el nivel de “Tucker & Dale contra el mal” sea en su desenlace, o más que en su desenlace, en la resolución del enigma final, el cual no está a la altura del resto de la película, e incluso te deja cierto regustillo de innecesariedad. La cinta posee un final de obra en el que han pretendido ser demasiado inteligentes cuando la película viajaba muy segura bajo la brújula de la absurdez.
Pero por lo demás “Tucker & Dale contra el mal” es un clásico instantáneo, un caramelo que no desearas que se termine y una oda a la confusión nada confusa.