En el revisionado "Líbranos del mal" me sigue gustando un porrón.
Me apasiona esta especie de Ed y Lorraine Warren que se montan aquí Eric Bana y Édgar Ramírez —Ralph Sarchie, el personaje que interpreta Bana y en cuyo libro «Beware the night» coescrito junto a la periodista Lisa Collier Cool se basa la película, de hecho acompaño en muchos de sus casos a los Warren— en una lluviosa, decadente y malrollera Nueva York, super opresiva y cuasi satánica.
Este thriller de terror del gran Scott Derrickson, que solamente pega un ligero bajón cuando, a media peli, todos los cabos del caso quedan atados, bache que se supera con un clímax final brutal encabezado por uno de los mejores exorcismos cinematográficos vistos jamás, me sigue atrapando como el primer día o más. Lo único que ya me chirrió en su momento, y lo sigue haciendo ahora, es el personaje de Olivia Munn. No se si será real o no, posiblemente sí y quedé como un inútil, pero me suena demasiado a obligatoriedad del típico productor que se extralimita. Había que darle dichosa profundidad al protagonista, y que mejor que meter en la aventura a la familia. Aunque luego todas esas escenas encajen con calzador en la historia.
No sé, salvo eso, todo lo demás en "Líbranos del mal" me pirra. Cinta que me gusta más que "Sinister" (2012). Venga, ya lo he dicho.