André Øvredal se hizo un hueco dentro del cine de terror con "La autopsia de Jane Doe" (2016), cinta que lo puso en boca del gran público. Todo ello convierte "Trollhunter" en una joyita siempre por descubrir para la inmensa mayoría. Una joyita a la postre superior, a mi juicio.
En cada revisionado "Trollhunter" me gusta un poco más. Esta especie de mockumentary found footage a modo de genial mezcla entre “El proyecto de la bruja de Blair” (Daniel Myrick & Eduardo Sanchez, 1999) y “Monstruoso” (Matt Reeves, 2008), es una delicia.
Un grupo de universitarios noruegos están inmersos en el rodaje de un documental. El objetivo central del mismo es Hans, un misterioso cazador acusado de ser furtivo. Pero estos se encontrarán de bruces con una realidad algo más bestia que la simple caza furtiva de osos. Un complot gubernamental lleva años ocultándonos la existencia de Trolls, y este inofensivo documental estudiantil está a punto de abrirnos los ojos a la realidad de la peor manera posible.
Así se inicia "Trollhunter", una cinta que va del cine de bosques malditos a la kaiju movie, pasando por el subgénero de mochileros, sin ningún tipo de pudor. Fantasía, acción, terror, aventuras e incluso comedia negra se abrazan en la película para obrar un placentero lote en el que, además, el found footage no resulta un engorro. Todo ello con un notable sentido del espectáculo a pesar de las obvias limitaciones.
Otra virtud encomiable de "Trollhunter" es la de crear su particular universo entorno a los Trolls y el folklore noruego. Otro sello distintivo en esta propuesta de André Øvredal que dota de personalidad al conjunto.
En resumidas cuentas, soy un devoto "Trollhunter". Por si no había quedado claro.