No me enfrentaba yo a "Cegados por el sol" en las mejores condiciones, su género no me llamaba y las reacciones al film eran bastante contradictorias en general. Valga la redundancia, iba a ciegas, y no precisamente por el sol. Pero tras verla he de admitir que ni tan mal, incluso me sorprendo a mi mismo cuando pienso que a lo largo de este texto voy a defender el film de Luca Guadagnino más de lo que nunca pensé que lo haría. ¡Ver para creer!
"Cegados por el sol" es la segunda película de la llamada Guadagnino´s Desire trilogy, la cual está precedida por "Yo soy el amor" (2009) y a la que le sigue "Call me by your name" (2017). El film, remake de la cinta de 1969 "La piscina", de Jacques Deray, nos narra las vacaciones en una isla italiana de una estrella del rock y su pareja, los cuales reciben la inesperada visita de una figura de su pasado. A partir de aquí se desarrolla una cinta que es puro Luca Guadagnino: amor, pasión, erotismo, cuerpos desnudos al sol o en remojo y exotismo de postal. El realizador italiano tiene unas potentes y personalísimas señas de identidad, y en "Cegados por el sol" las mantiene a rajatabla. Capta el suntuoso relieve del cuerpo del ser humano como nadie, lo convierte casi en fetichista timón de sus films, lo que hace también que el trabajo de los actores sea destacable. Aquí los cuatro miembros del cuadrado protagonista están de notable; particularmente Ralph Fiennes desfasado y desvergonzado esta magnifico, pero Tilda Swinton tampoco se queda atrás componiendo un personaje casi gestual por razones del guion.
Argumentalmente la historia comienza siendo poca cosa y prometiendo muy poco, pero a medida que avanza la trama y vas ahondando en los personajes, la cosa se pone muy interesante. En "Cegados por el sol" Luca Guadagnino, muy hábilmente, es capaz de lograr que sea mucho más relevante lo que el espectador no ve que lo que se muestra en pantalla, para el devenir de la historia. Casualmente la misma sensación que sufren los protagonistas de la película, con la salvedad de que ellos, a ciegas, han de reaccionar impulsivamente entregando un gran placer al espectador. No negaré que si el realizador hubiese ido más al grano y no se hubiese regodeado tanto en el detalle, la cosa habría sido aún más gozosa, es un defecto de fábrica de Guadagnino. Luego también, lo de empatizar con los personajes se puede hacer algo cuesta arriba, otro defecto de su cine.
En definitiva, seguramente "Cegados por el sol" sea un intrascendente pasatiempo, pero dentro de esa condición me ha resultado más interesante de lo que preveía y me ha enganchado bastante. Y otra cosa no menos importante, me apetece ahondar en la filmografía del realizador de Palermo.