Es muy curioso hasta que punto una película puede marcar la carrera de un director o actor. A William Friedkin le ha sucedido con "El exorcista" (1973). Un buen puñado de cintas ha hecho desde entonces, más de cuarenta años dan para mucho, pero nada, a ojos ajenos sigue pareciendo que su único trabajo fue aquel. Yo creo que incluso el propio Friedkin ha terminado rindiéndose a tan obsesiva etiqueta; si no puedo vencer a mi enemigo, pues me uniré a él, y fruto de ello imagino que nace su último proyecto. "The Devil and father Amorth" es un documental que, bajo el llamativo e incluso sensacionalista pretexto de mostrarnos un exorcismo integro y real intenta ahondar, no solo ya en ese idealizado proceso, sino que aprovecha para tocar asuntos que giran a su alrededor, tales como: la opinión de creyentes hombres de fe y de escépticos hombres de ciencia sobre las posesiones y los exorcismos, al tiempo que se permite elucubrar sobre la propia existencia de Dios y el Demonio. Por no mencionar que el producto también le sirve a Friedkin como sencillo homenaje a su film de 1973. Todo ello es "The Devil and father Amorth", un más que interesante y reflexivo producto que cuenta además con la virtud de no ser excesivamente largo.
"The Devil and father Amorth" nos presenta al cura que da nombre al documental, el padre Gabriele Amorth, un italiano nonagenario que lleva más de media vida dedicado a los exorcismos, y ahora la cámara de William Friedkin le seguirá en un nuevo intento a una mujer que parece no conseguir vencer al demonio. Es innegable que el exorcismo es el elemento estrella del documental, pero al final Friedkin consigue que lo de alrededor termine siendo, como mínimo, tan aprovechable como el propio exorcismo. "The Devil and father Amorth" indudablemente va de menos a más, cerrándose de forma brillante y por todo lo alto. Si diré que al realizador le ha faltado seguramente mano izquierda y experiencia en el terreno del documental para hacer atractivo el producto en los momentos menos atractivos. Vamos, que las entrevistas pueden hacerse algo monótonas, a Friedkin le ha faltado embellecer el asunto para que no resulte tan tosco.
En definitiva, a pesar de palpables defectos en la forma me ha gustado bastante "The Devil and father Amorth", y clara muestra de ello es que llevo desde su visionado dándole vueltas y recomendándolo a diestro y siniestro.