Cohabitan dos películas muy diferentes dentro de "El niño 44"; cinta firmada por el cada vez más regurgitado por Hollywood Daniel Espinosa, basada a su vez en la novela homónima de Tom Rob Smith.
Por una parte tenemos un thriller sobre un asesino en serie de niños en esa Unión Soviética en la que tal aberración no podía suceder, así que de puertas para afuera se escondía bajo la alfombra de fortuitos —e inverosímiles, a la postre— accidentes. Una vertiente de la trama que me ha llamado mucho la atención, sobretodo por desconocida. Y por otro lado tenemos una especie de drama romántico de espionaje, un poco vaticinando la "Aliados" (2016) de Robert Zemeckis, con el personaje de Noomi Rapace en el ojo del huracán. Una vertiente menos evocadora pero con jugo suficiente.
Por separado ambas cosas son interesantes. Y creo que juntas, correctamente cohesionadas, podrían haber dado mucho juego. Que imagino será lo que pasa en el libro. Pero es que aquí no casan en ningún momento. Y ahí languidece el film.
"El niño 44" también acusa una palpable carencia de alma, todo resulta muy frío y desangelado. Un desánimo generalizado que se traslada incluso a un reparto lleno de nombres pero apático. Pero en fin, ya a estas alturas…