Hay que tener agallas para responder por un film así, como en el caso de David Lynch, director de esta cinta, y de hecho, le hace mucho bien al cine la originalidad y atrevimiento como cualidades que debería poseer todo director.
Definitivamente es una película inquietante, con mayúsculas;y aunque no me asustó exactamente, sé que si la hubiera visto de niño, aún hoy la consideraría como la experiencia visual más aterradora... quizá sea lo más parecido al terror que pudo desquiciarme de pequeño.
Por momentos logró hacerme sentir como si realmente fuese un sueño, uno de esos que se recuerdan intensamente. Pero solo por momentos, es decir, no redondea del todo en ese aspecto. Sin embargo, las actuaciones son perturbadoras y quedan en la retina, como en la escena de la visita a la casa de los padres de la novia. Creo que esta parte es la más interesante de la obra.

Una película muy rescatable por la propuesta, y una bizarra delicia para los amantes de lo onírico.
Saludos
José Antonio