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Voto de Ford Farleine:
7
Drama En un accidente de coche, Julie pierde a su marido Patrice, un prestigioso compositor, y a su hija Anna. Al recuperarse de sus lesiones, decide comenzar una nueva vida, independiente, solitaria y anónima, alejada de los privilegios que antes disfrutaba. Olivier, el ayudante de Patrice, intenta sacarla de su aislamiento. Olivier está enamorado de ella desde hace muchos años y acaba convenciéndola para que termine el «Concierto para ... [+]
30 de septiembre de 2019
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Nunca me he considerado yo un cinéfilo, me parece una palabra que tiene demasiado empaque para lo que vienen siendo mis gustos personales. Yo disfruto mucho con la ciencia ficción, la fantasía, la acción, flipo con las películas de súper héroes e incluso tengo algunos placeres culpables difícilmente confesables (ay, esa saga "Sharknado", qué ratos me ha hecho pasar), por ello, yo me defino mejor como cinéfago. Me echo entre pecho y espalda cualquier cosa que caiga por mis manos (muchas veces me he arrepentido de ello, también lo digo). POr esta razón, cuando tuve la oportunidad de hacerme con la trilogía de los colores de Kieslowski por un precio muy razonable en VHS (aún tengo varios reproductores en casa, es lo que tenemos los frikis) no la dejé escapar. Quería saber qué era lo que había atraído a la crítica especializada de forma tan fervorosa.

Ya digo, mis gustos (y cada vez más extremadamente) me han ido separando de estas películas aclamadas por la crítica a las que me cuesta trabajo pillar el punto, pero eso no quiere decir que no aprecie un buen Malick, Kar-wai o Loach de vez en cuando. Así, esta primera parte del maestro polaco afincado en Francia me gustó. Disfruté con esta historia de amor a Europa y a lo que mejor define ese espíritu continental: Francia (ya sabemos que son un poco chovinistas, estos franceses, se creen el ombligo del mundo) en una historia de dolor, de pérdida, de redención y de seguir adelante a pesar de la aparente imposibilidad por ese mismo desgarro. Pero, a pesar del pesimismo que se rezuma, en la vida cuando se cierra una puerta, se abre una ventana que nos puede dar un respiro, siempre hay algo a lo que podemos agarrarnos. Todo ello contado con una sensibilidad atroz.

Se dice que es la película dedicada a la libertad que representa el color azul de la bandera francesa. Una libertad que hemos de alcanzar dejando atrás el dolor, no olvidarlo, pero sí superarlo. No sé si será ese el mensaje pero mira tú qué reflexión más bonita me ha salido. Si al final no soy tan mastuerzo.
Ford Farleine
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